“Los libros de caza serán diferentes, cuando sean escritos por los leones” (Eduardo Galeano).
Necesitamos menos cazadores y más leones, más trabajo y menos reuniones, menos comités y más actividad, necesitamos más ejercicio y menos “gym”, necesitamos menos libros electrónicos y más cuentos contados al borde de la cama por una abuela en camisón…de preferencia de las que se van quedando paulatinamente dormidas mientras los cuentan…
Necesitamos más justicia y menos abogados, mas pájaros silvestres y menos pericos australianos, más partos naturales y menos bebés de probeta, más cerebro y menos Google, más libros de Julio Verne y menos películas de Adam Sandler, menos problemólogos y más solucionólogos, más bomberos y menos bombarderos, más gradas y menos escaleras mecánicas, necesitamos más mariposas y menos torres giratorias de Dubái, menos querer y más poder, más piel y menos metal, menos Facebook y más amigos de carne y hueso.
Necesitamos menos clicks y más caricias, más valores y menos velorios, más remesas y menos promesas, más conversaciones entre padres e hijos y menos mails pidiendo dinero, necesitamos correr más y sedentarizarnos menos, más capirucho y menos video juego, más chancha avalancha y menos “Fortnite”, más Cipitío y menos Naruto, más dibujos animados y menos eructos, necesitamos más de nuestras tradiciones y menos superhéroes norteamericanos en cinematográficas reediciones, menos “pienso, luego existo” y más “siento, luego insisto”, más vida a colores y menos muerte en grises, más artesanía local y menos producción en serie china, necesitamos más sendas y menos autopistas, necesitamos más humanos sensibles y menos psicoanalistas.
Necesitamos más uso de la razón y menos uso de la fuerza, más niños corriendo detrás de un balón y menos corriendo delante de una pandilla, más escuelas y menos celdas comunes, menos ladrones en limosina y más culpables en bartolinas, más mensajes y menos mensajitos, más neuronas y menos hormonas, más realidad y menos “realitys”, menos satélites y más gorriones, más bustos naturales y menos silicones, necesitamos más “te amo” y menos ”te quiero”, más práctica y menos táctica, menos basura y más basureros.
Necesitamos más discreción y menos paparazzi, más caridad y menos vanidad, más sonrisas con caries y menos sonrisas postizas, menos noticias de muertes y más programas que nos provoquen risas, menos "coffee break" y más pan dulce con horchata, menos automovilista neurótico y más peatones cruzando por las rayas blancas, más calles libres y menos protestas bloqueándolas, necesitamos más lluvia y menos fuego, más pasión y menos ruego, menos hielo y más lápiz labial en el cuello, más reflexión y menos represión, menos desastres y más prevención, menos tormentas y más sombrillas, menos lágrimas y más cobijas.
Necesitamos más bohemios con guitarra y menos protocolo, más jeans con chanclas y menos saco y corbata, necesitamos más locos que cuerdos, y menos cartapacios donde ir archivando acuerdos, más delanteros y menos defensas, más perdones y menos ofensas, menos dribling y más goles, más honestidad y menos drogas ocultas en camiones, más efectivo y menos “por favor vuelva a llamarnos la otra semana, que el ingeniero no ha venido y al cheque le falta una firma”, necesitamos más hechos y menos promesas, más abrazos y menos tarjetas.
Necesitamos menos falsedad y más certeza
menos maquillaje y más belleza
más sobriedad y menos cerveza
menos casas y más hogares
más descanso y menos hospitales
más deseo y menos rechazos
menos de mis manos y más de tus labios
más aire respirable y menos tabaco
más locos lindos taciturnos y menos psiquiatras de turno
menos niños enfermos y más medicinas
más responsabilidad y menos rutinas
más puntualidad y menos mentiras
Necesitamos más música que alimente el alma y menos reggaetón, menos Jennifer López y más bellezas salvadoreñas que nos desvíen la atención, menos impuestos y más pantalones bien puestos, menos miedo y más de los del Granjero.
Necesitamos mucho menos de aquello que tenemos más, y más de lo que menos nos sobra …
Y a El Salvador compatriotas, o lo sacamos del hoyo entre todos, o nos hundimos con él.
Esta es la historia de Luis, un joven de 19 años, recién egresado de la escuela técnica vocacional, opción informática, y con una afinidad insana por los videojuegos, lo que hacía que el contacto humano con el sexo opuesto fuese prácticamente nulo … quitándole el nulo prácticamente.
Cuando tenía once años tuve la suerte de conocer, tal vez, al personaje más icónico de mi vida, el que me iba a marcar, a su vez, el resto de mi existencia.
La ineptitud, inoperancia, incapacidad y todo lo que empiece con “in” menos ingenio, son características de nuestras oficinas públicas y privadas. La tropicalización de las Leyes de Murphy, elaboradas por el gran sabio Dimas Chuchini (es un maestro de lo tropical con “Guanaco Sólido”), dejan en evidencia la adaptación de algunas de ellas a nuestro país.