“Desperté horrorizado; sudor frío cubría mi frente, mis dientes castañeaban y mis extremidades se retorcían cuando, a la luz pálida de la luna, vi el horrible, el miserable monstruo que había creado.”
Así describe el doctor Víctor Frankenstein, en la novela de Mary Shelley (1818) la aterradora criatura a la que da vida en su laboratorio. Tan bestial y monstruosa “que ni siquiera el Dante habría podido concebirla”.
La bestia negra y verde, monstruosa, agusanada, impávida, indolente, que desde los acuerdos de paz de 1992 creamos los Salvadoreños, omnímoda, descontrolada y autista (“monopolio de corrupción oprobioso y carente de garantías”- escribió un editorialista hace unos días ) nos tiene hoy a todos presas del pánico, como el doctor Frankenstein ante su engendro.
Por indolencia o por ignorancia, los Salvadoreños, con nuestros votos y vetos, nuestros celulares y celulitis, nuestros “ahí dejalos o no es problema mío”, hemos parido una clase política bestial, ignorante pero imponente, una institución de poderes tan amplios como vagos que, instrumentada por un fanatismo tan embebido en su misión de hacer política, pero más aún embebido en su misión de hacer dinero en base al dinero ajeno, ajeno logrado en base a la política, ajeno a sus funciones y embebido en distintos licores y drogas que consumen y transan …abren sus fauces y se devoran lo poco que queda del pueblo salvadoreño.
No se puede expulsar de la vida pública a quien fue elegido por el pueblo, pero entonces vamos buscando cadenas, hay que amarrar a la bestia. Porque como pueblo somos votantes pero no somos vigilantes …
Si se trata de desterrar de la vida pública a quienes han cometido equivocaciones en el gobierno, la lista es interminable, se tendrían que ir todos …
Crear una locomotora sin freno es una barbaridad. Pero ponerla en manos de un maquinista irracional es un crimen. Pero lo hicimos, pusimos de maquinista a un ególatra, ladrón voraz y demagogo como todo populista; le siguió otro similar, que amén de las características del saliente, se le suma una inestabilidad psiquiátrica galopante y una inteligencia emocional casi nula. El Profe, vino a normalizar el esquema, pero haciendo muy poco, y dejando todo en manos de otros esbirros, otros tentáculos de la bestia negra y verde … esos son los peores.
Pero lo más grave de la actitud de la bestia, es que padece de una enfermedad y no quiere reconocerla. Porque si alguien es consciente de que tiene un mal y lo trata como corresponde, tarde o temprano lo va a resolver.
Pero si nuestra bestia agusanada, nuestra clase política de todos los colores, ojo, que aquí han fallado todos los partidos, a excepción de aquellos que aún no han detentado el poder … sigue negando su enfermedad, la esconde debajo de la alfombra, y esos problemas se multiplican y crecen como una bola de nieve. Hace poco, uno de los salvadoreños que más sabe de movimientos y partidos políticos y su historia me decía:
“Antes, nuestra clase política robaba menos, porque había menos; ahora es peor, roban y despilfarran más habiendo aún menos que antes … o sea, dilapidan el dinero con el que endeudan a las venideras tres generaciones de compatriotas ….”
Hay que amarrar la bestia, es imperante, necesario …
las cadenas son los votos que debemos de emitir el domingo …
por quien usted crea y le convenga.
Pero ojo, encadene a la bestia al no permitirle
perpetuarse
invisibilizarse
lucrarse
del dinero con el que nos sangran impositivamente.
Y a El Salvador compatriotas, o lo sacamos del hoyo entre todos, o nos hundimos con él.
Mi nombre es Horacio, 30 años, soltero, soy partidario ferviente de que cada quien adore al Dios que le dé la gana, aunque les advierto a todos, que no pierdan su tiempo, porque el único Dios verdadero es el mío …
Resulta que el gran profesor Dietrich Buxtehude, aceptó a Johann S. Bach como discípulo, pero le puso como condición, casarse con su hija Margreta. Mucho era el amor de Bach por el órgano y mucha su admiración por el profe … pero la tal Margreta era una solterona sin perspectiva de casarse … tenía ya 30 años !
El problema es la brevedad de nuestra memoria y lo extenso de nuestra ignorancia, nos concentramos a hablar, prensa, medios, seres humanos, del bendito muro de Trump que ni siquiera se ve forma de que pueda comenzar a construirse …