Empieza la segunda parte del reality show más absurdo de todos, la primera parte fue la campaña de Trump a la Presidencia de EEUU, que sorprendió a la audiencia mundial por el contenido nacionalista, xenófobo y racista de sus intervenciones y mensajes publicitarios.
Todos quedamos perplejo ante su propia interrogante: cómo en pleno siglo XXI y en el país más poderoso del mundo puede un candidato presidencial estructurar su campaña en torno a un núcleo de conceptos e ideas tan conservadoras en relación a los avances culturales y económicos que han conducido al mundo, y fundamentalmente a Occidente, desde la Segunda Guerra Mundial?
Señores … puede suceder, y está sucediendo.
Colegios Electorales
El obsoleto sistema electoral de EEUU, el rechazo al “establishment político” representado por Clinton (así como esperamos en 2018 y 2019 rechacemos los políticos de siempre y para siempre en nuestro país, como toda Latinoamérica está haciendo) , un uso excepcional de las comunicaciones, así como los líos, escándalos y manifestaciones, los desplazamientos de capital y trabajo generados por la globalización, provocaron que el mundo quedase absorto la madrugada del 9 de noviembre cuando el candidato del Partido Republicano, Donald Trump, ganaba con holgura el número de delegados necesario para que el Colegio Electoral lo convirtiese en el cuadragésimo quinto Presidente de los EEUU.
Desde ese mismo día el mundo se plantea una nueva interrogante: en qué medida convertirá “Trump Presidente” sus anuncios y slogans del “Trump Candidato” en su campaña con respecto a políticas nacionales e internacionales? Y su "gran amistad" con Putin?
La respuesta a esta pregunta irá adquiriendo rasgos más claros desde hoy 20 de enero, e incluso adoptará una forma más acabada varios meses después de la asunción del nuevo Presidente.
Hay algo claro, sin embargo, como todo político, hay una notable brecha entre la consistencia ideológica de "Trump candidato" y "Trump Presidente" , y fundamentalmente, en relación a como se modificará la política económica de EEUU y en consecuencia, cómo se rediseñarán las relaciones internacionales y la economía global.
No es un ejercicio sencillo. Los anuncios de Trump como Presidente electo han sido pocos y en muchos casos difieren de los anuncios de campaña. Pero tratemos de extraer aquellos (algunos pocos) que han sido formulados con mayor consistencia y que por su naturaleza tienen alta probabilidad de convertirse en políticas a ser adoptadas por la nueva administración.
Hay una severa insistencia con la cuestión del muro con México, lo cual sigue pregonando a gritos y gana más prosélitos, mientras Peña Nieto ve desmoronada su popularidad al 12%.
Pero hay marcha atrás en relación al plan de infraestructura: "el plan de infraestructura no es parte del corazón de la agenda económica", dijo Trump. El plan ya consiguió lo que quería: ayudó a ganar la elección. Pero implementarlo implica subir tasas de interés por financiamiento al pagar mano de obra, cemento y similares.
Este anuncio alivia en algo las expectativas de economías como la nuestra, salvadoreña, que estamos endeudados hasta el cuello y las de América Latina, con alto nivel de endeudamiento.
Retroceso total?
En una entrevista con el New York Times, Trump insistió en desconocer las conclusiones de la XXI Conferencia Internacional sobre Cambio Climático de París y los compromisos financieros que allí se aprobaron. A su vez, culpó oficialmente a China por su responsabilidad en la aceleración del deterioro ambiental y del cambio climático.
La reacción de Trump ante la muerte de Fidel Castro: "murió un dictador", más allá de complacer a los votantes que le dieron su victoria en Florida, es una muestra clara de cuál será su postura política hacia la Isla.
Le va a dar en la nuca a la mayoría de las acciones de acercamiento estructuradas por Obama, más aún cuando fueron éstas políticas contra las que reaccionó el exilio cubano en Miami y tradujo su desacuerdo quitándole el apoyo a la candidata demócrata.
Es previsible que la relación entre EEUU y Cuba atravesará un período de alta tensión en los próximos años, o quizás meses, ya que a diferencia de Obama que solamente pudo restringir sus decisiones de deshielo y acercamiento al ámbito ejecutivo, Trump cuenta con la mayoría en ambas cámaras y, en consecuencia, su política hacia Cuba puede mantener o profundizar el bloqueo, o diseñar políticas de mayor confrontación.
En resumen, la política exterior de los Estados Unidos, con la excepción del combate conjunto con Rusia al Estado Islámico y el cambio de orientación de la política de acercamiento hacia Cuba, según los anuncios de estas primeras semanas, confirma que se volverá menos ambiciosa.
No cambiará mucho … recordemos que el período presidencial en el que mayor cantidad de casos de deportados salvadoreños se dieron, fue, irónicamente, en el de Barack Obama.
Trump, como buen populista radical se centrará más en fortalecer sus intereses políticos y comerciales concretos y menos en promover y sostener el sistema de orden global que crearon los aliados, después de la Segunda Guerra Mundial.
Una universidad sueca, acaba de llegar, después de años arduos de investigación, a una conclusión que ya todos sabíamos: los hombres somos más infieles que las mujeres.
- Quien fue ? – Preguntó el papa Augusto con su habitual gesto adusto, ceño fruncido como correspondía al carácter de este italiano, elegido cabeza de la Iglesia Católica en el siglo XIV.
Que el Ministerio de Turismo, con sus Pueblos Vivos y similares es el único que medio trabaja del actual Gobierno (que todavía hay que soplarse medio año del mismo …ufff!) es una realidad.