
Jacinto Pichimahuido, profesor de Ciencias en una Institución Educativa del país, se enamora visceralmente de una Instructora de Artes que trabaja en la misma secundaria, y estudia por medio de generosas becas, por eso ella se llama … Re – Beca …
Querida Rebeca
No me aplace, usted cree que no sufro por amor? Que solo paso corrigiendo exámenes?
Le escribo de puño y letra, con mi lapicero Parker, el que me regaló Gerardo, quiero ser parte de sus útiles, o sea quiero serle útil, pero usted me saca la escuadra.

Usted no me nota, no me presta atención, me manda a examen de reposición, pero las posiciones ya me las sé Rebeca.
Esto no suma Rebeca, yo creo en lo nuestro, re – creo, pero usted me deja en compás de espera, no me tiene en carpeta Rebeca.
Usted cree que me conoce? Acaso me a – probado? Usted me borra, me considera un residuo no divisible, me echa liquid paper …
Se que me ha visto con la Maestra Ximena, varias veces me subí a ese Carrusel, creí que era una blanca palomita, pero se encariñó con mi Palillio, después me dejó por Cirilo …
Hagame el examen de ingreso Rebeca, como sabrá mi materia es Ciencias, así que tengo buena probeta. Nuestros isótopos pueden ser compatibles … podemos probar motricidad fina, estimulación precoz, repasamos Lengua? Prefiere el examen oral?
Plantéeme sus problemas yo tengo todas sus soluciones, como el Álgebra de Baldor, deme su seno, coseno y yo tangente le trazo la hipotenusa !
Es cierto que de niño, pasé por la tijera, pasé por el sacapuntas, antes era abanderado, ahora escolta, pero igual, puedo dar una clase magistral.
Metámonos al claustro, hagamos un ensayo, salimos …
… y no me deje solo, sino, me toca quedarme con el manual
Didácticamente suyo
Jacinto
Claro, era una época de escuela primaria salesiana, donde el Real Madrid y el Barcelona ya existían, pero solo nos enterábamos que pasaba con esos equipos por un anuncio ínfimo en el periódico de los lunes …*
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- No Licha, no me jodás, mirá, es casi medianoche, mis hijos han de estar en casa llorando de hambre con el bueno para nada de mi marido, que para él cocer frijoles cree que necesita aguja e hilo, que no hace un huevo ni por casualidad, mañana tienen clases y vos querés que sigamos contando fotos de caritas como que fuera el álbum Panini.

Y no era linda, o sea, no era una belleza, sino más bien todo lo contrario, con sus gafas gruesas y su cuerpo tan delgado y frágil no llamaba la atención de sus compañeros de universidad a su alrededor.