
- Hay cosas que es mucho mejor no haberlas dicho nunca … pensé en voz alta.
- Que dijiste ? – preguntó mi mujer – era algo que querías decirme o solo una manera de decir ?
Mi mujer es de las que dicen que me dijo cosas que a decir verdad, no recuerdo que me haya dicho. Me dijo, por ejemplo un día, que yo le había dicho una cosa que yo jamás le diría, ni a ella ni a nadie.
Porque yo lo que le había dicho era otra cosa, otra cosa, diferente a lo dicho … por lo cual le reclamé: “decime: qué fue lo que te dije ?”
- Me decís, lo que te dije?”. – le dije y le insistí, y yo no me acordaba de lo que le había dicho, pero ella pensó que yo se lo decía como reproche, y entonces me dijo:
- Qué decís! Escuchá lo que estás diciendo!”.
Entonces yo le dije “y qué te estoy diciendo, si no dije nada”. Y ella se quedó muda, sin decir nada.
A lo que yo le dije “decime algo, por favor”. Ella siguió callada y yo le dije “no me digas que no vas a decir más nada”. Y ella no dijo que no fuera a decir más nada, pero tampoco dijo nada más.
Y yo le pregunté “no me vas a decir nada?”. Y como no decía nada, le dije “qué te dije: te dije, que no ibas a decir nada”. Y ahí me dijo que no iba a decir más nada que lo que me estaba diciendo en ese momento.
Me enojé, “enojarse” es una forma de decir, porque dí dos o tres pasos ida y vuelta por el pasillo y ahí la encaré y le dije “no me digas”.

Y ella me lo dijo de nuevo. Entonces yo le dije que ella, al decir de nuevo que no iba a decir nada, se estaba contradiciendo, y ella me dijo “por qué; qué dije ?”. Y yo le dije lo que ella había dicho, pero ella pensó que eso era algo que yo le estaba diciendo a ella, y me dijo cosas que a mí nadie puede decir.
Yo, para asegurarme bien de lo que me había dicho, le dije amenazador “qué querés decir?”.
Y ella, con otras palabras, me dijo lo mismo. Y enseguida me dijo también “ves, ves como no me contradigo? Te dije lo mismo que te había dicho recién”.
Y yo le dije “Qué estás diciendo? Porque con eso no me decís nada”. “Entonces si ya sabés lo que te digo no me preguntes qué te dije”, me dijo ella.
Y yo le dije que no me dijera eso. Ella me dijo que “bueno, que me iba a decir otra cosa.”
Y entonces fue que me dijo algo que no me gustó, no me acuerdo que era, pero no me gustó. Pero yo no se lo dije, no le contesté lo que debería decirle.
Me guardé de decírselo, por una cuestión de… no sé… cómo te puedo decir?
Es que hay que cosas que no se dicen.
Yo digo no?
Digo yo, no sé.
Sé que hay un dicho, para decir esto, pero yo no lo sé decir …
Qué más quieren que les diga?

Estos son los momentos en que los salvadoreños deberíamos serenarnos, apelar al sentido del humor y tomarnos la situación del país más relajados, sin desesperación, sin Los Chorros desesperantes, ni los tres carriles que nadie entiende, mientras los policías de tránsito y gestores se afanan dándole duro a los pulgares mientras WhatsAppean y se aplican un sonoro soplido de viento en los Del Granjero, mientras el tráfico está dado vueltas, puesto al revés.

No te molestes diciendo “lo siento …”
simplemente, pasa adelante
y vuelve a convertir
mi salud mental en un desastre.

Querido Baldomero:
Perdóname si no te he escrito antes, pero debo de serte sincero, no he tenido mucho ánimo de tomar el lapicero, ya sabés que escribir con las patas cuesta, aunque hay muchos que han hecho de la escritura de esa manera su forma de vida, se llaman troles y escriben con las “patas” no con el cerebro, pero ese no es el tema …