Resulta que hoy todos somos catalanes, a excepción de aquellos que le van al Real Madrid, el culto a Messi y compañía nos ha llevado a un “barcelonismo desmedido” que se sobrepone a nuestras propias usanzas nacionales.
En fin, está bien, es deporte al menos, lo que nos mata es cuando hay conferencia de prensa posterior al partido, muchos periodistas preguntan y los jugadores catalanes contestan … en catalán.
- Que dijo Puyol ? Que le preguntaron ? – queda uno en las nubes de Montjuic
La primera vez que escuché hablar catalán fue a uno de los músicos de Joan Manuel Serrat que se hizo medio novio de mi prima Rita, en un par de giras por la ciudad. Yo era adolescente precoz y me pareció entonces que me estaban tomando el pelo, porque en vez de otra lengua parecían estar hablando castellano pero mochándole una vocal o consonante finales. Cuando se los dije así, se rió un poco y después el tal “noviezuelo de la Rita” se indignó:
—Estás loc —me dijo.
Pero su frase confirmaba mis sospechas. La circunstancia de que al despedirse esa noche le dijera a Rita "moltes graces" en vez de muchas gracias, me hizo pensar que para hablar catalán bastaba con suprimir la última letra y, además, cambiar de vez en cuando una vocal por otra.
… fácil, eso era todo.
Años más tarde, visité por primera vez Cataluña, en compañía de una mi novia que llamaremos Alicia. Desde que lograron sacudirse la mano de hierro del generalísimo Franco, que reprimía todo intento de expresión de identidad cultural en las provincias, la región de Cataluña se volvió Generalitat; Cataluña pasó a escribirse Catalunya y los catalanes se dedicaron a demostrar que su idioma es todo un idioma y no un dialecto o un truco para ahorrarse unos euros cuando transmiten telegramas en castellano.
Desde entonces todo está y todo es en catalán:
Desde los rótulos en las carreteras, hasta las tarifas en los cabarets y los menús en los restaurantes.
Fue justamente en un restaurante donde empecé a tratar con respeto al catalán. Estaba con los Carpio, unos amigos que ya le tenían respeto al catalán, cuando nos instalamos en el Racó d'en Mane-lic, un "restauran tipic de muntanya" en la villa de Prades, aldea por lo demás absolutamente adorab.
Pedimos el menú y los Carpio intentaron acudir a los auxilios de traducción del mesero. Yo los detuve con propiedad.
- "El catalán —les revelé— no es más que castellano cojo; yo les
traduzco". Y empecé.
Por cuestiones de que sonaba bonito, a Alicia le apatecía comer arrengada con maduixes. Sólo quería saber qué era arrengada y qué eran maduixes.
Ninguno de los dos se parecía en lo más mínimo al castellano, de modo que, aduciendo el carácter de lugareñismos montañeros de los dos términos, le pedí que mejor pidiera otro plato.
Optó por pedir un plato de brou. Me estaba haciendo quedar mal esta mi novia y además
el catalán empezaba a parecerse a un idioma. Le supliqué que no pidiera eso y Alicia me pidió entonces, ya medio harta, que yo le aconsejara que comer.
Encontré una longanissa y se la recomendé. Pero eso, y un peix que debía corresponder a pez (no me equivocaba) fueron los pocos renglones del menú que conseguí identificar.
Llamé al mesero. Le pedí corder y ensalad. El mesero no entendió y llamó al chef. Al chef le pedí entonces cordel y salat. Meneó la cabeza y llamó al dueño. El dueño, finalmente, me explicó que cordero se dice xai y ensalada se dice amanida.
Aprovechando su presencia —un señor bueno y comprensivo — le preguntamos qué querían
decir los demás platos.
Estuve seguro de que el catalán era un señor idioma cuando el hombre nos contó que arrengadas son sardinas; visuesa, rellena; maduixes, fresas; brou, caldo; conill, conejo; vedella, ternera; y escudella, sancocho. Pero también dijo que vi quería decir vino y butifarra quería decir butifarra.
Habiendo satisfecho nuestro estómac, Alicia y yo, mirándonos a los ulls, descubrimos que teníamos otros apetitos no consumados aún, así que agarramos taxi rapidito para el hotel donde nos alojábamos … queríamos fer l´amor …
Al llegar a la habitación, entraba un cierto aire, una brisa fría por la ventana …
- Cerrá la ventana amor, hace frío … - me ordenó Alicia, muy cariñosa …
Fui rápidamente a cerrarla porque las ganes acechaban, moltes ganes … pero no cerraba, bajé rápido a recepción, me atendió una verdadera belleza catalana … linda, pelo castaño, anteojos … me sonrió …
- Fíjese que hace frío y la ventana de mi habitación no cierra
- No tanca ? – me preguntó con una voz sumamente sensual.
Y en ese mismo momento descubrí tres cosas:
la primera es que Alicia recordaría este viaje de vacaciones en Catalunya como el peor de su vida
la segunda, que mi destino estaba flechado por una catalana con anteojos
y la tercera … que el catalán es un idioma terriblemente difícil.
Fue un pequeño desliz del Sr. Ministro de Comercio Exterior y Buena Letra de aquel pequeño país, en aquel año 2019, pequeño, insignificante error, pero de enormes beneficios y muy bien anotado y reportado por la Prensa, primero Nacional y de inmediato Internacional.
Narciso Orellana, ve la luz del alba en su cantón , en el tambo con su padre, ayudándole a ordeñar vacas. Lo ha hecho toda la vida …lo sigue haciendo, es parte de él, de su vida, hábitos y costumbres …
Esto es para ti, mi siempre sol atrapado en el pasado
Tu el que me perdías en la realidad,
Tu mi refugio de deseos seguros y constantes ....