"Por qué hay tantos libros inútiles en sus librerías, bibliotecas ? Libros de auto ayuda, de cómo ser exitoso, en mi país los textos de esas características, en el mejor de los casos, no pasan de dos o tres y no son considerados muy serios"...
... Rafaella, una joven italiana estudiante de Comunicación Social me hizo esta pregunta al ver que las librerías rebosaban de ensayos (sueño, ilusión, desgracia, etcétera) bastante semi idiotas.
José Ortega y Gasset a principios del siglo XX- escribió, con esto de la impuntualidad, en aquellas épocas cuando el tráfico no era tan letal y repetirse cosas tan estimulantes como: "soy informal, ventajista, caótico, impuntual, insatisfecho, paranoico, no respeto las normas de tránsito, no me meto pero critico, nunca tengo la culpa de nada, siempre me quiero salvar solo, estoy tan enamorado del dólar como del psicoanálisis, me encanta figurar y como no puedo decir las cosas de frente siempre busco un atajo; en fin, no tengo remedio, pero así soy y siempre lo seré" – en aquella época, tenía sentido por lo irreverente, hoy la impuntualidad es una flagrante falta de respeto.
Quedamos a las 3 00 pm o sea 4 15 pm hora salvadoreña.
Una de las grandes pasiones nuestras, salvadoreñas, es la impuntualidad. En eso, somos todos campeones. Todo el mundo llega unos minutos tarde a cualquier cita, como si la demora generara estatus de importancia, de gente ocupada, cuando es en realidad una falta de cerebro notoria.
En nosotros, la excepción es ser puntual. Debe haber algo erróneamente atractivo en la impuntualidad, dado que la que llegará puntual es la muerte, que tiene la virtud de no anticipar horarios.
El gran cómico Antonio Gala dice conocer a la muerte y que saludará su arribo. “Le diré: “Buenas noches … Qué oficio más horrendo el suyo …” Los que no somos Gala, deberíamos respetar nuestra palabra de llegar a horario adonde sea. El tiempo de todos es importante y ser puntual es también una forma trascendental de respetar al otro, que no es poco.
Una forma de la puntualidad hipócrita es conceder un límite de tolerancia a la impuntualidad: quince minutos. Si el otro no llega después de ese cuarto de hora indulgente, que le dan. Ahora, los smartphones te permiten un costado cínico. Llamás al prójimo en el horario de la cita para avisar: “Estoy llegando”. Es mentira, recién va saliendo de su casa y se va a enfrentar a un tráfico de la santísima puta pero estuviste sin estar a la hora indicada. Consuelo de tontos, bandera de mediocres.
Nuestros Padrastros de la Patria, se caracterizan por esa impuntualidad, quienes deberían dar el ejemplo, y nuestro ex Presidente Caderas Locas Cartagena, se ufanaba de tener auditorios esperando dos o tres horas y llegar tarde con la gente esperando …es más llegó tarde a la entrevista con el Papa !
Es que eso de amarrarse los zapatos … quita tiempo.
Capítulo aparte para los impuntuales por ansiedad, que son los que llegan mucho antes de la hora señalada, sólo para ser puntuales.
Es un duelo contra las agujas del reloj (o los números del digital) entre unos pocos hombres valientes y una rethaíla de cobardes y mediocres.
El valor, el coraje, la enjundia, siempre respeta los relojes.
Este fin de semana, muy alborozados todos celebrando a nuestras madres lo cual está muy bien ! Casi no reparamos en un hecho inaudito, después de 20 años, una tormenta geomagnética impactó nuestro planeta, suave, pero tormenta al fin.
Si eres tú el mejor de mis sueños
despertando en la absurda realidad,
eres esa chispa de placer ,
que me atraviesa el alma