El Profesor Dalexus convocó a prensa, catedráticos, estudiantes, intelectuales, políticos (por separado, ningún político es intelectual y ningún intelectual es político) y varios curiosos y metidos al Aula Magna … en El Salvador se había construido la primera máquina del tiempo !
—A ver, necesito un voluntario. Usted –dijo el Dr. Dalexus dirigiéndose a Manuel, uno
de los estudiantes.
Siguiendo instrucciones del doctor, Manuel se sentó en una silla, con la cual se conectaba a un complejo sistema alámbrico – sensorial que permitía viajes en el tiempo.
El Dr. Dalexus consultó su reloj.
—Son exactamente las cuatro y diez del 23 de mayo del 2016 –dijo—. Ahora les pido un poco de paciencia, y van a ver como Manuel viaja hasta las cuatro y diecisiete del 23 de mayo de 1986.
—Manuel corre algún peligro, doctor? –preguntó una
estudiante, llamada Micaela.
—No, tranquila –contestó.
—Es seguro que regresará a nuestro tiempo?— preguntó un periodista.
—No se preocupen por mí —dijo Manuel—. Quiero hacer esta experiencia.
No me importa si no puedo regresar.
—Eso es seguro –afirmó el Dr. Dalexus -: no va a regresar.
—Que horrible –dijo Micaela llorando— No volver a verlo jamás.
El Dr. Dalexus comenzó a mover distintos artefactos, y ante la mirada atónita de los presentes, Manuel desapareció … y segundos después, ante la ahora mirada atónita del Dr. Dalexus …volvió a aparecer !
—Manuel que estás haciendo aquí ? – preguntó el Dr. Dalexus— Deberías estar en mayo de 1986.
—Yo no sé, la máquina la inventó usted.
El Doctor consultó su reloj.
—Ahora son casi las cuatro y doce minutos –dijo a todo el grupo— que horas tienes tú Manuel?
—Las cuatro con cinco minutos –dijo Manuel— del 23 de mayo del 2016, de seguro esta porquería atrasa.
—No le digas porquería idiota! –gritó Micaela— Acordate que yo te lo regalé – y volvió a llorar.
—No Manuel, no Micaela, tranquilos, distinguidos invitados –dijo con tono ceremonial el Dr. Dalexus— Manuel ha viajado siete minutos al pasado!
—No moleste Doctor! Y para eso tantas certificaciones de entrada, cola de cuatro horas, no encontramos parqueo en ningún lugar y usted nos viene con la gran onda de que viajamos siete minutos al pasado ! –dijo muy molesto un periodista— Mejor me voy a escuchar a la Choly! – y se retiró, detrás de él, varios más, pero el auditorio seguía abarrotado.
—No, esperen! –dijo el Dr. Dalexus— cierto que cometimos un pequeño error de treinta años, pero estamos en El Salvador, la cacha es permitida … vean es un pequeño paso, solo siete minutos, el problema es que la máquina del tiempo se traba en reversa y quienes me la arreglan son los del aire acondicionado … ya van a venir !
Micaela abrazaba a Manuel y le decía que no quería que se fuera más, los periodistas se retiraban, los políticos se despertaban preguntando qué pasó, los del aire decían que después de arreglar el aire de Rectoría llegaban a verle la máquina, Manuel le decía a Micaela que lo de ellos era ya imposible porque él vivía siete minutos atrás en el tiempo, Micaela decía que iba a atrasar su reloj …. Comenzó un retumbo feroz, todos lo advirtieron, empezaron a caer pedazos del techo …
Terremoto !!
Segundos después, había heridos, muertos, gente de pie, escombros y la máquina del tiempo intacta …
—Rápido Manuel, Micaela, eh ! los que pueden caminar traigan a todos a la máquina –gritó el Dr. Dalexus, nadie entendía nada, pero hicieron caso— Listos todos? Van a viajar en el tiempo.
Y en medio de la confusión volvieron al pasado … siete minutos! El tiempo necesario para que todos estuvieran sanos y el Doctor pegara el grito:
— Salgan ya del Aula Magna ! A las canchas! Se viene un terremoto feroz!
Minutos después, caminando, con todos a salvo, por el engramillado de la cancha de fútbol, el Dr. Dalexus pensaba:
“Es la última vez que voy a comprar algo donde estos chinos!”
Diecinueve años y nunca sentirse algo igual revoloteándote en la cabeza, brotándote entre las piernas, amores de universidad, romances pegajosos con gusto a chicle y rock n´roll…
El palo del sacudidor que Eulalia, sirvienta salvadoreña en Texas, menea mientras mueve su frondosa osamenta al ritmo de “La gozadera”, pega con el florero lleno de cardos, que no cae porque se detiene en la esfinge a escala de la Estatua de Libertad que al caer, tuerce el retrato del honorable Archibald Duster Jr. Fundador de la familia cuya barba de chivo queda orientada al suroeste.
Elliot Ness, alcanzó la fama, se volvió una celebridad en el Chicago mafioso de los 20´s y no porque tuviera una serie de TV o le protagonizara una película Kevin Costner, todo eso vino después …