Amalia Cristina no se llamaba Amalia Cristina, se llamaba Amalia Crisanta, pero debió llamarse Amalia Cristiana, estuvo a punto de ser llamada Amalia Crispina … sucede como siempre pasa en aquellas grandes borracheras que antaño agarraban los padres al nacerles un hijo, junto a sus amigotes.
Onomatopeya Morales, casada con Esculapio del Glande, desde hacía ya varios años (primero amancebada, fugada de los padres, claro está, como se estilaba en la época, los 50s en El Salvador rural) desde hacia 12 años, esperaban con ansias el nacimiento de un hijo, pero la cigüeña no los visitaba …
Cuando al fin se decidió, la cigüeña les regaló una hermosa niña, Esculapio hubiera querido un varón para que lo acompañara al Flor Blanca a ver los partidos del Atlético Constancia y enseñarle a jugar fútbol, pero la llegada de la niña le alumbró una sonrisa y tres lágrimas, que supo que iba a amarla y protegerla como un verdadero tata.
- No quiero que tenga nombres raros como los nuestros, te vas a la Alcaldía y la asentás con el nombre de Amalia, por la Tía Amalia que Dios tenga en su Santa Gloria, y de segundo nombre quiero que le pongás Cristiana, por las dudas viene con alguna enfermedad rara y se nos va antes del bautizo, la mandamos ya cristianizada al cielo … - las órdenes de Onomatopeya eran tajantes y no admitían discusión, con energía después de tres horas de parto, dictó órdenes a su esposo.
Esculapio se fue con el mandado bien aprendido, pero afuera del Maternidad lo esperaban el “Roña”, Chicho y el “Novedades” (así le decían porque tenía novias de todas las edades, desde señoritas hasta ancianas, o sea No- Ve- edades), que esperaban buenas nuevas y celebrar con el amigo !
Se fueron a una cantina del Centenario, de donde eran clientes, les fiaron guarón macho con boca de pescadeta y se clavaron una buena, antes de cerrar la Alcaldía, Esculapio muy fuera de sí se acordó de que debía asentar a la niña, y se fueron corriendo los cuatro cuadras arriba hasta la Alcaldía.
Borrachos por unanimidad, casi no los dejan entrar, a la hora de los nombres empezaron los ayes …
- Como se va a llamar la niña? – preguntó el secretario de la Alcaldía ya molesto con los borrachos.
- Amalia – contestó Esculapio.
- Segundo nombre?
- Ahhhh … fíjese que no me acuerdo, era, era … - balbuceó Esculapio – tenía algo que ver con la Gloria
- Amalia Gloria?
- No …con que fuera Santa …
- Amalia Santa?
- Va a ser parienta de la familia Claus? – preguntó el Chicho antes de un sonoro eructo.
- Me disculpan pero estamos por cerrar – dijo el secretario – vuelvan mañana y sobrios …
- Nooooo ! Me mata mi mujer …Cris …Cris …
- Crispina! . dijo el “Novedades”
- Nooo … era con lo de santa … cris … - balbuceaba Esculapio.
- Ahí está – dijo el secretario – Cris … Santa, Crisanta.
Y ahí empezó el calvario de la pequeña, se auto nombró Amalia Cristina, porque el Crisanta le parecía vomitivo, pero creció con el nombre y se convirtió en una hermosa joven.
Entonces, a los veinte años, ante la insistencia de las tías que se estaba quedando “solterona”, consiguió novio … un joven muy apuesto y caballero.
- Que linda es usted … puedo preguntarle su nombre? – dijo el joven.
- Amalia … Cristina, y el suyo cual es?
- Horacio Ángel … Amalia Cristina, me gusta mucho su nombre …
El noviazgo duró cinco hermosos años … y desembocó en petición de matrimonio, Amalia Cristina (Crisanta), comenzó a temblar, le había mentido cinco años a su futuro esposo, escondiendo su cédula, su partida de nacimiento, haciendo ella todos los trámites … y se venía la hora de la Boda Civil.
Se iba a enterar !!
Toda la familia se vistió de gala, el vecindario colaboró con las guirnaldas y los bocadillos “se casa la Amalia Cristina !”, era un acontecimiento sensacional.
Onomatopeya junto a su esposo Esculapio, pegados al bar el “Roña”, Chicho y el “Novedades”, la familia política, mariachi y combo, una fiesta sensacional !
Cuando el abogado comenzó los formulismos, y se acercaba a la pregunta de la aceptación Amalia Cristina casi se desmaya ….
- Se siente bien Amalia? – preguntó el abogado, alarmado.
- Licenciado, puedo decirle una frase a mi futuro esposo en este instante? – preguntó Amalia Cristina.
- Si, como no - dijo el abogado
- Lo siento Horacio Ángel, no me odies, yo te amo, pero te he mentido todo estos años !
Horacio la miró desconcertado, no entendió ni dijo nada, ambos estaban bloqueados …
- Acepta usted como esposa a la señorita Amalia Crisanta del Glande? – siguió el abogado.
Horacio reaccionó, la miró, la quería tanto, era una mujer tan dulce y sencilla … aquello no era nada, con firmeza contestó.
- Si acepto !
Amalia suspiró, y sonrió … se quitó años de incertidumbre de encima, volvió la cara, embobada, cuando el abogado preguntó ..
- Amalia Crisanta Del Glande acepta como esposo a Horacio Luzbel Moreira?
Lo miró con ojos bien negros y redondos, pensó, entendió, y dijo con firmeza:
- Si acepto !
Y fueron felices para siempre ….
Tu ausencia de palabras, repuestas en monosílabos, tus breves conversaciones y tus largos silencios eran indicación de algo … y yo ya la veía venir desde lejos
No debe de haber mayor tristeza que la de ser prisionero de tus propios temores, más aún que de tus propios captores …
No debe de haber mayor tristeza que la de no poder confiar en nadie, y mucho menos en los que están al servicio de prestarte una seguridad … confiable.
- Quien fue ? – Preguntó el papa Augusto con su habitual gesto adusto, ceño fruncido como correspondía al carácter de este italiano, elegido cabeza de la Iglesia Católica en el siglo XIV.