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superman lois lane displayLuisa

Luisa fue mi primera novia, y el gran amor que yo sentí por ella tenía su fuente en el parangón que yo establecía entre nosotros, por una parte, y la pareja Supermán-Luisa Lane (de la historieta Supermán, de la que era fanático) por otra.

 

Me tiré un par de veces del techo de mi casa con 10 años y una capa roja, convencido que podía volar, ambas veces terminé en el Hospital.

Mi nombre, por aquella época era Carlos, y en mi delirio ese nombre se me antojaba una traducción castellana de “Clark”, el nombre portado por Supermán en su otra identidad.

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Nuestros amigos y familiares, por suerte para mí (ya que de otro modo yo habría hecho el ridículo ante todos), nunca sospecharon que mi amor por Luisa se había originado en esa asociación. Sólo ocurrió que una vez un amigo, cuando yo le presenté a Luisa, dijo “encantado, señorita Lane”, y yo me puse rojo como un tomate; pero encubrí mi vergüenza fingiendo un acceso de tos, y me salvé de revelar mi secreto. Me separé de Luisa a partir de que ella, increíblemente, empezó a decirme que quería estudiar periodismo y a pedirme que hablara con Jaime , un amigo mío cuyo padre tenía un importante cargo en uno de los principales diarios de Smallville (ciudad donde vivíamos) .

Mi decisión de dejarla sobrevino con la toma de conciencia de que si Luisa se iniciaba en la carrera periodística yo quedaría irremediablemente rezagado en la vida, ante la imposibilidad de hacer un curso para adquirir superpoderes, o hacerme de éstos por cualquier otro procedimiento. En efecto, las leyes físicas del planeta en que vivía no habilitaban a nadie para semejante privilegio, quizá a causa de girar en torno a una estrella roja (el sol rojo mata a Superman) , o vaya uno a saber por qué otra razón.

 romeo and juliet by xxemihasarrivedxx

Julieta

Mi segunda novia se llamaba Julieta, y yo me había enamorado de ella por su belleza y su personalidad cautivantes, y no por nada vinculado a su nombre ni al hecho de que yo, por esa época ya no era lector asiduo de historietas si no de gran literatura, llevaba a la sazón el nombre de Romeo. El vago paralelismo de nuestros nombres con los de los amantes personajes de Shakespeare me pasó absolutamente desapercibido hasta que un día Julieta me dijo que sus padres no tolerarían jamás nuestro matrimonio y que, enterados de nuestra relación, le habían exigido su ruptura conmigo.

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Ella me dijo que eso no le importaba y que quería seguir con nuestro amor, pero yo, temiendo un doble suicidio, decidí apartarme de ella para siempre. Permanecí un tiempo más en Italia, pero no se me presentó ningún romance. Las mujeres huían de mí … el “síndrome del final fatal” me traía mala fama.

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Gretel

Todavía tenía algo de dinero y escapé en el primer avión. La mujer con la que me casé se llama Greta. Yo Hans, me dicen El Hans o Habsel. Vivimos muy felices y no atravesamos dificultades de ningún tipo, aunque yo abrigo la esperanza de que algún día, como Hansel y Gretel, nos perdamos en algún bosque y encontremos una casita de chocolate.

Yo siempre llevo conmigo unas granadas, una ametralladora y una pistola de rayos láser por si nos encontramos con la bruja.

Pero es muy improbable que ocurra esto, ya que se trata sólo de un cuento …

y además en esta ciudad casi pavimentada en la que vivimos es puro concreto y asfalto …

… y no tiene un puto bosque.

 

 

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