
Cuando el psiquiatra intentó encontrar las causas o el origen de lo que con el tiempo se convertiría en mi depresión, llegó a la conclusión de que fue por la suma de una serie de eventos desafortunados y pérdidas de personas muy cercanas y amadas de quienes tuve una gran dificultad para aceptar su partida y dejarles ir.
La depresión es una enfermedad cerebral de la que hay muy poca información y que la misma sociedad ha estereotipado y limitado a personas tristes, decaídas, que no salen de sus cuartos, que no comen y nada más alejado de la realidad.
La depresión tiene muchos rostros y por lo general son las personas más alegres quienes la padecen, son distintas y afectan al paciente de diferente forma, sin embargo, hay comunes denominadores.

Mi caso particular es de profunda tristeza, sin los medicamentos mi mundo se pierde, es como si un ser amado muriera cada día al despertar es angustioso y doloroso, al rato los medicamentos hacen lo suyo y regreso a la "normalidad."
Se dice fácil y rápido pero ese lapso es bien complicado. No tengo ningún problema en compartirles esto, no tengo por qué avergonzarme y la idea de compartirlo no es para darle lástima ni mucho menos, si no más bien para crear o generar en usted que me lee una conciencia o darle una idea de primera mano de lo que esta enfermedad es y de la importancia de apoyar a quien la padezca. La primea reacción de las personas que rodean a un deprimido es de incredulidad y de tratar de reanimarle basado en la vida de cada uno, tambien una reacción común es de tratar de hacer reaccionar al deprimido regañándole, diciéndole que no sea desagradecido, que la gente lo quiere y que tiene muchas cosas etc.

La peor de las reacciones sin embargo es la indiferencia y el abandono, indiferencia de no hacer nada por el deprimido a sabiendas que está enfermo, el hacerle el montón de ofrecimientos y no cumplir ni uno solo y finalmente el abandono, lo más fácil lo más sencillo es pensar que suficiente con los problemas propios para tratar de resolver los problemas de otros. La cara más triste de la depresión es la que le queda al paciente cuando tristemente decide quitarse la vida, para liberarse y curarse del dolor, de la tristeza, de la indiferencia e incomprensión de quienes les rodean.
La mente mis amigos es un abismo infinito de pensamientos y sensaciones y la buena noticia es que no todo está perdido, hoy es un buen día para dejar un mensaje, para hacer esa llamada que viene posponiendo, para hacer reales todas esas invitaciones que van desde una visita, pasando por una ida al cine, a comer, a la playa …
… hoy es un buen día para ir a dar ese abrazo que quien quita pueda salvar un vida...
Roberto Cea
Es como en un “Big Brother” concebido en la más febril fantasía de George Orwell, los salvadoreños somos vigilados, espiados, señalados, apuñalada nuestra privacidad a diario y sistemáticamente.
La penúltima vez que salí disparado de un cañón fue cuando Ofelia se mandó a mudar con Maxi, nuestro hijo y me dejó. Harta, cansada de tanta pobreza, para siempre.

Mientras al pueblo salvadoreño le recortan los subsidios de gas y agua, estamos a días del vencimiento de un importante pago a la Banca Internacional, el vencimiento es este 7 de octubre, y caeríamos en impago (default) por primera vez desde febrero de 1932, cuando bajo el mando férreo de Maximiliano Hernández Martínez, se dijo “no pagamos hasta que bajen los intereses”.