Había una vez un hombre que estaba en el campo, descansando debajo de una ceiba muy antigua, y de pronto se le apareció el Diablo.
«Quiero hacer un pacto con usted», le dijo. «Depende de qué se trate», contestó el hombre. «Se trata de que usted sea un hombre muy rico y que tenga todo lo que quiera. ¿Qué le parece?».
«Me parece bien», respondió el hombre.
«Entonces le propongo un pacto. Yo lo hago millonario ahora mismo pero usted va tener que adivinarme la edad, y para que lo haga le doy un plazo de veinte años. Si en veinte años la adivina, queda libre y sigue siendo rico y famoso. Si no lo hace será mi esclavo. Está de acuerdo?», dijo el Diablo estirándole un papel y una lapicera.
«Estoy de acuerdo», dijo el hombre, y firmó. «Muy bien: en veinte años exactos nos encontramos aquí mismo», agregó el Diablo y se esfumó.
Cuando el hombre volvió a su rancho, el rancho no estaba. En su lugar había un palacio. Y él tampoco se reconoció. En vez de sus zapatos viejos de acricultor tenía botas, y un traje radiante. Un mayordomo se le acercó y le dijo: «Señor, ¿qué desea para el almuerzo?».
«Sushi de cualquier cosa, siempre he querido probar ese volado », dijo el hombre.
«¿Y de postre?».
«Una Pilsener» - contestó el nuevo millonario.
Un rico no se acostumbra nunca a ser pobre, pero un pobre se acostumbra rápido a ser rico. Y a este hombre le llevó apenas dos minutos. Enseguida le gustó comer bien, dormir a pata suelta, mandar y que le obedecieran. Y a la semana ya se había olvidado del Diablo.
Se casó con una mujer hermosa y muy inteligente. Conoció a celebridades, influencers, embajadores y futbolistas. Y vivió como un duque sin darse cuenta de que pasaban los años.
Una noche de tormenta se desveló y se acordó de la cita con el Diablo. Para no olvidarse, había escondido en el cajón de la mesa de noche un papel con la fecha de la cita. Buscó el papel y se pegó un susto enorme. Faltaban solamente seis meses y diez días para la cita. No podía perder tiempo: necesitaba conocer la verdadera edad del Diablo.
Entonces se fue de viaje. Estuvo en Bolivia, en Ecuador, en Guatemala, en México. Se entrevistó con los eruditos más encumbrados de Europa y con los sabios más respetados de oriente, pero en ningún lugar encontró nada. Y seis meses después, cuando faltaban un par de días para la cita, volvió a su casa derrotado.
Su mujer lo vio triste y ojeroso, y se preocupó por él. El hombre se puso a llorar y le reveló su secreto: «Te voy a contar la verdad. Todo lo que tenemos se lo debo al Diablo. Él me dio poder a cambio de que le adivine la edad en un plazo de veinte años, y si no le adivino la edad para mañana... me convertiré en su esclavo. Estoy perdido».
«No te preocupes», dijo la mujer. «Yo te voy a arreglar este problema. Es muy fácil». «¿Fácil?», dijo el hombre. «Ajá. Primero hay que conseguir plumas. Poné a todo el personal de palacio a desplumar plumeros. Cuantos más plumas, mejor». «¿Y después?». «Después, vas a ver», le dijo ella, sonriente, acariciando su mejilla …
Todo el personal salió a buscar plumas y unas horas después había bolsas llenas. «Ahora hay que poner las plumas en un tanque».
Las cosas se hicieron como ella ordenó. Y cuando todo estuvo listo, la mujer se sacó la ropa, se embadurnó el cuerpo con miel y se metió en el tanque de plumas. Enseguida empezó a revolcarse y cuando salió parecía un plumero. «Ahora vamos al lugar de la cita», le dijo a su esposo.
Los dos llegaron a la vieja ceiba. Ella se quedó dura como una estatua, no quería ni pestañear para no perder una pluma, y el hombre se escondió para no ser visto.
Un poco antes de la medianoche apareció el Diablo.
«¿Qué pájaro será este?», dijo en voz alta el Diablo. «Avestruz no es; gallareta tampoco...». Y empezó a dar vueltas alrededor del pájaro. «¿Dónde tendrá el pico? ¿Y qué comerá?», se preguntó.
El Diablo miró al pájaro, cada vez más intrigado. «Decime, pajarito, ¿qué pájaro sos?», le preguntó al animal, y el pájaro respondió: «Soy un Japajuaguá».
«¡A la mierda!», dijo el Diablo. «En mis 485.546 años nunca me había encontrado con un pájaro tan raro». Y justo entonces se hizo la medianoche.
El pájaro se fue dando saltos, y al rato el hombre apareció en el ombú. El Diablo lo reconoció al instante: «Muy puntual», dijo el Diablo. «Cinco minutos después de las doce».
El hombre respondió: «Usted también, muy puntual».
El Diablo fue al grano rápido: «¿Y, adivinó mi edad?». Y el hombre dijo: «Usted tiene 485.546 años». Lo dijo con una sonrisa triunfal en los labios. Entonces el Diablo respondió: «Exactamente».
Y desapareció para siempre …
A medida que la variante omicron domina rápidamente los EE. UU., despierta los primeros casos en Panamá y Costa Rica, y por el Norte hace presión desde México ...
Oficialmente, nuestro país tiene casi 2 millones de cibernautas, gente conectada a internet, gente que a diario consume (oficialmente) un promedio de más de 59 minutos de conexión en línea … extraoficialmente, son muy pocos los que no están conectados 24/7.
Es una de aquellas historias que te dejan pensando …como? Y de donde? Y surge la magia …