Cuando se abre el telón Alfredo y Bernal ya están en el centro de la escena, conversando sin mirarse. No tienen más de cinco años cada uno. Están en la caja de arena de un espacio público, un parque o plaza, rodeados de baldecitos, moldes y juguetes.
ALFREDO.- (Colocando arena en su balde) Estoy medio preocupado, sabés? Ayer los vi a mis viejos en pleno “chaka chaka”...
BERNAL.- (Sorprendido) Cómo, “chaka chaka”?
ALFREDO..- Normal: mi papá arriba, mi mamá abajo, en la cama grande.
BERNAL..- Ahhhhh … en mete y saca !! Si ya lo sé, yo he visto revistas también..., quiero decir que cómo los viste?
ALFREDO.- Ah, sin querer... Eran como las doce de la noche, yo me levanté de la cama porque tenía miedo de dormir solo y me quise ir a la pieza de ellos... Muchas veces lo hago.
BERNAL..- Yo también, me encanta meterme entre los dos. Pero nunca me los encontré en “chaka chaka”
ALFREDO.- Mejor para vos. Es muy traumatizante..., más a nuestra edad.
BERNAL..- Por?
ALFREDO.- - Es que no sabés qué hacer, campeón. Y lo peor es que querés irte a la mierda, pero no te vas. Es como si tu cabeza te dijera "andáte Alfredo, déjalos tranquilos, ni los mirés", pero al mismo tiempo el cuerpo no te hiciera caso.
BERNAL..- Ufa men, qué loco... ¿Y entonces qué hiciste?
ALFREDO.- Qué voy a hacer. Me quedé ahí parado, en el marco de la puerta, con la boca abierta supongo, y después de un rato de espiarlos, sin querer, me pongo a llorar... ¡a los gritos me pongo a llorar!, como un dundo.
BERNAL..- (Incrédulo) Juela! ¿Y por qué te pusiste a llorar?
ALFREDO.-.- ¡Qué sé yo! (Preocupado, tirando un puñado de arena). Eso es lo raro. Me vino el llanto de adentro, desde los riñones... Como cuando nos estaban saliendo los dientes, ¿te acordás?, como una puntada, pero acá. (Se señala el estómago) quizás tengo gastritis …
BERNAL..- No jodas con eso, Alfredo... (Cambiando de tema, algo avergonzado) ¿Y ellos qué onda, cómo reaccionaron?
ALFREDO.-.- Imagináte, Bernal. Les corté la diversión por la mitad. Es como que te apaguen la tele en el medio de los Teletubbis... No sabían cómo ponerse, no sabían qué decir. Estaban como nosotros cuando rompemos algo, ¿viste que no sabés a dónde poner los ojos?
BERNAL..- Como cuando nos cagábamos encima sin querer, y ya teníamos tres o cuatro años.
ALFREDO.-- Sí, así: nerviosísimos estaban... Se vistieron a las apuradas, quisieron hablar conmigo, me preguntaron qué había visto, mi papá me explicaba que él no le estaba haciendo nada malo a mi mamá, pero ella lloraba... Un dramón, pobres …
BERNAL..- Y vos?
ALFREDO.- Yo me hacía eltonto, como que no entendía nada, incluso medio me hice el que tenía sueño. Empecé a decir "noni, noni" y me chupaba el dedo.
BERNAL..- Qué locura!
ALFREDO.- - Mi mamá estaba hecha un desastre, se quedó a dormir toda la noche en mi cama. Yo abrazadito a ella. Me dormí enseguida, pero creo que ella no pegó un ojo en toda la noche, porque esta mañana tenía unas ojeras así de grandes...
BERNAL..- ¿Y hoy qué? ¿Alguien sacó el tema en el desayuno?
ALFREDO.- - Cero: ni una palabra. Todo eran miradas huidizas, los tres nos hacíamos los normales, callados en la mesa... (Encogiéndose de hombros). Pero eso sí: yo esperé a que mi papá se pusiera el traje y le vomité todo el Nesquick encima. Para que le quede bien clarito que tengo un trauma marca cañón.
BERNAL..- Bien hecho, Alfredo: ni olvido ni perdón con tu papá!
ALFREDO.- - (Después de una pausa.) Bernal, ¿vamos a comer tierra o hacemos tortas de lodo ?
BERNAL..- Dale, a mí también me pegó una regresión psicológica todo este asunto...
— (Telón)
Y era lo que solemos llamar … “la novia de todos”, una mujer llena de sueños, cómo explicarlo sin decir la palabra? Realizaba trabajos nocturnos y no precisamente de enfermera en un hospital, alquilaba sus besos y vendía romances en camas de moteles y pensiones…
En aquellas épocas de Radio Femenina de inicio de los 80s, sosteníamos muy seguido pláticas “de cuneta”, o sea sentados en la cuneta, frente al edificio blanco de la Colonia Roma, al salir de los turnos, platicando de todo un poco … siempre temas muy triviales …
Alguna vez se han puesto a pensar en el tipo de cuentos que les contamos a nuestros hijos? Son los mismos que nos contaban nuestros padres a nosotros …