Tengo un gato que asumo como amigo, medio loco,
maullando en mi tejado.
Zorzales y canarios que me anuncian
el amanecer en fa y si bemol respectivamente, aunque el
canario desafina cuando amanece de mal humor…
... tengo casi todos
los libros de Julio Verne y me precio de tener la colección completa
de Boris Vian, sin verme de niño jamás hubiera concebido mis
mundos imaginarios y sin Vian de grande jamás los hubiera podido
construir…
Tengo mi propio cepillo de dientes y mi numero telefónico
por si alguien se le diera por llamar, soy un ente extraño, raro de ver, como un árbol en el mar… básicamente tengo eso… y algo que hacer con nada… y nada mas…
Tengo cincuenta canales en la tele donde a veces suelen pasar
películas de amor en blanco y negro donde irremediablemente llueve
al final…
Tengo un par de zapatos negros, elaborados a mano de cuero,
especiales para boda o para entierro, en resumen, aun no los puedo
estrenar… o sea tengo eso… y algo que hacer con nada … y nada mas…
Tengo fotos amarillentas de cuando fui niño donde me puedo
describir, lo que equivale a decir de quien heredé mis ojos y de
quien heredé mi nariz…
Pero sobre todas las cosas esas fotos atestiguan que no nací por
generación espontanea, o sea que fui niño, e inclusive solía sonreír…
Tengo dificultades para vivir, pero no tengo, como Bond, licencia para matar ....
Tengo la enorme capacidad de poder enumerar todos los
emperadores romanos y la mayoría de los bizantinos, o sea que me
pierdo por Miguel Paleólogo y se me escapa alguno por ahí, lo cual
es muy útil para mis estudios y básicamente tengo eso…
Tengo ganas locas de llamarte, pero no me animo a marcar ...
solo tengo algo que hacer con nada y nada mas…
simplemente nada mas…
Hace algunos años se me desmoronó una idea que muchos salvadoreños dimos por válida durante buena parte de nuestras vidas:
