(Basado en una antigua leyenda de Teotihuacán, sobre el pleito entre el ayotochli y el huexolotl).

Antes, cientos de años antes, que llegara el hombre blanco y llamara Nueva España a Teotihuacán, o sea lo que conocemos como México, el “huexolotl”, luego derivado a guajolote, y que todos conocemos como pavo se llevaba de la patada con el “ayotochli”, armadillo, tatú o cusuco ...

Eran Montescos y Capuletos, Aliancistas y Fastanecos, Areneros y Frentudos, Asamblea Legislativa y Sala de lo Constitucional, Diputados y decencia, Sigfrido contra el Resto del Mundo.

El pleito venía del hecho que ambos tomaban sus alimentos de la misma fuente: de la tierra, o sea igual que los diputados que se pelean por quien roba más de la plata que viene de la misma fuente: nuestros impuestos.

Frutos, raíces e insectos eran objeto de pleito, pero no pasaban de amenazarse, nunca se golpeaban ni pasaban a más (o sea típico, igual que nuestros diputados, de pelearse y difamarse no pasan los muy “delicados”, en los parlamentos de otros países se agarran a patadas y eso hace que uno siente que realmente invierte su dinero en impuestos en algo importante: pueden extinguirse matándose a trompadas entre ellos).

 

La historia

Las tropas de Hernán Cortés, a su llegada a Aztaquemecán, se morían de hambre, tanto así que después de una dura lucha contra el cacique Zincatzín, el cocinero, Sargento Martin de Gamboa, decidió sacrificar su propio caballo, para hacer un asado equino y darle proteínas a la soldadesca.

Esto exaltó su fama (“Historia de la Nación Chichimeca” Fernando de Alva), tanto así que trató de encontrar algo más digo para la cena de Navidad a las puertas de Tlaxcalán, de donde partirían a Tlatelolco a sitiar el lugar.

Los lugareños le habían hablado acerca del armadillo o cusuco, el cual era un excelente platillo, así que ayudado por unos indígenas tlaxtalecas que eran “orejas” de Hernán Cortés (las semejanzas con la Asambeba siguen saltando), logró atrapar unos veinte, los metió en unas jaulas y se dedicó a engordarlos dos semanas para que estuvieran cholotones.

Pasadas dos semanas, Gamboa fue a sacrificarlos, para cocinarlos, y el cusuco le salió al paso:

-          Capitán, no nos mate Capitán !

-          Pardiez !Un animal que habla – se sorprendió Gamboa.

-          Y que quiere que haga, que aplauda, si usted nos viene a matar a mí y a toda mi familia ? – le respondió el cusuco – y no se sorprenda …con que hasta Omar Angulo canta 

-          Tengo que ponerlos a asar para que coman los soldados, además no soy capitán, soy sargento …

-          Pero tiene la apostura y elegancia de un capitán ..como es que no lo ascienden de inmediato? – marrullero, intrigante, lambiscón y poco eficiente como buen farsante, el cusuco volaba lengua – debes saber carnal, que nuestra carne es buena para estos indios de acá, pero ustedes, gente delicada le producimos acidez, agruras, diarrea …

-          Calla animal del demonio ! – gritó Gamboa.

-          Está bien, me callo, lamento capitán, no haber llegado al contagio de la lepra – remató el cusuco.

-          Voto a Belcebú ! Lepra ? Hablad ratón blindado !

-          Cualquier pasmado, sabe que portamos la lepra sin que nos afecte Capitán – siguió el cusuco- a estos salvajes no les afecta, pero a ustedes si …

Y en efecto, la lepra era el terror de los europeos de la época, la enfermedad de Lázaro … “Por Dios !” – pensó Gamboa.

-          Pero aquí nomás cerca – siguió el cusuco, con una mirada que ya dejaba ver el brillo de los ojos del que va a timar a un semejante - hay unas gallinas enormes, con moco …que tienen una carne deliciosa que no les va a hacer daño alguno …

-          Seguro que esos animales con esos mocos espantosos que les cuelgan son buena comida ?

-          Rinden maravillosamente, abunda la carne de huexolotl, alimentas a tu tropa con tres o cuatro nada más … naranja, limones, una botella de tinto, carne molida, cebolla, perejil …

-          Y agua fría con sal, pongo la leña … vino verde de Galicia - siguió Gamboa.

-          Que gran cocinero eres capitán ..que gran cocinero ! quítales la cabeza azul y fea y el espantoso moco también – aplaudió el cusuco.

Y así fue, Gamboa, preparó una docena, y todos quedaron satisfechos.

Desde entonces, el pavo, fue a parar cada 24 de diciembre a las mesas, y cuenta la historia, que esa misma noche, los cusucos se ríen bajito …en sus cuevas …

… para evitar ser descubiertos.