Diecinueve años y nunca sentirse algo igual revoloteándote en la cabeza, brotándote entre las piernas, amores de universidad, romances pegajosos con gusto a chicle y rock n´roll…
Y ella te provoca ganas de gritar, en tu mente soñadora te la imaginas superlativa, inalcanzable, grande, perfecta, muy diferente a todas las demás… y la ves pasar en las horas muertas de la “U” y se te imagina que ella ya tiene que ser por lo menos novia de alguien, de alguien fornido y ultra ganador porque es imposible que una belleza asi no tenga un novio de años.
Sin embargo con el hermano de un primo de una amiga cercana a una compañera de estudios, consigues su numero de teléfono aunque ella te advierte bien claro, desde la primera conversación …
… hey… “las chicas buenas no lo hacen”.
Así que te armás de valor y la llamas por teléfono, con una excusa de una tarea de una materia y contrario a lo esperado, te responde bien, sabe quien eres y se pone a hablar de cosas triviales, baladíes, como profesores que detestan, y la forma en que a ambos les gustaría que el recinto académico se prendiera fuego mañana para no ir a clases…
Y tu tienes bien presente aquella frase de que “las chicas buenas no lo hacen”
pero en lo que tu mente se pelea con tus bajos instintos y tu lengua se atropellan tratando de apartar la idea del pensamiento, ella te dice…
“Estoy sola en casa, y mis padres no van a volver hasta bien tarde…”
Entonces no sabés en que momento te armaste de una chumpa, te das una ducha rápida pero meticulosa, te echaste perfume y te vas caminando hasta su casa (la de ella) con la frasecita “las chicas buenas no lo hacen” en la cabeza y diez mil sentimientos encontrados al sur de tu ombligo.
Y estás con ella a solas por primera vez, deseando que el momento sea el correcto. Y esa infame indecisión de como y cuando atacar con un primer beso, y en las dos primeras intentonas ella te esquiva al “estilo Mbappé” y te ofrece algo de tomar…
Y tu tienes bien presente que “las chicas buenas no lo hacen” pero hay un coro de sapos y chicharras en el jardín de la casa en invierno después de la lluvia y lograras tomarla de la mano y decirle algo parecido a “te quiero”…
Y ella entonces te mira, y muy dueña de la situación te pasa una mano por la cara y te besa, y se deja abrazar, y es un remolino ya lo que esta sucediendo al norte de tus rodillas, y mientras la aprietas sutilmente con fuerza pero sin lastimarla. Ella te susurra al oído…
“las chicas buenas no lo hacen…
ah ah… las chicas buenas
no lo hacen…
pero yo si…”
Y luego te vas de regreso a tu casa, con la ropa en desorden y una sonrisa que excede el alcance de tus labios, ves pasar a los padres de ella de regreso a casa y levantas la mano para saludar, algo así como para que empiecen a pensar “que muchacho más educado” …
Y es casi medianoche, y un perro sin dueño te sigue, y vas pateando una lata por la acera mientras en tu mente sigues pensando aquello de que las “chicas buenas no lo hacen” …
… pero yo si.
El Carrusel es el mismo, gira sobre el mismo eje, los cisnes encantados, los caballitos, las calesas, los unicornios y los patos son los mismos, están viejos y cascoteados, el dueño ha cambiado alguno por alguno nuevo ….
Con embrujo de arena y destellos de sol
desnuda la tarde la luna al amor
Te veo de lejos con tu figura atroz!
eres tan hermoso como rayo de sol ...