Y escribo “inoxidable” porque parece que en aquellas épocas doradas de la Edad Media, cuando un esposo, caballero, se marchaba muy a las Cruzadas, o sea de París a Jerusalén, seis años de camino y guerra ….
… la virtud, pureza y fidelidad de su esposa no quedaba en un simple
- No te demores amor, te seré fiel, hasta que podamos regocijarnos con nuestros cuerpos a tu regreso – según nos dijeron que decía la bella damisela.
No, no, no, la castidad se guardaba bajo un cinturón de metal y dicen que hasta con candado … (no vaya a ser …).
Que era?
El cinturón de castidad, inquitable, irremovible, incómodo también. un calzón de acero que usaban las damas en ausencia de sus esposas que andaban conquistando tierras y ellas no tenían derecho a conquistar nada, parece realmente algo bastante poco práctico, tanto así que nos lleva a preguntarnos si realmente existieron …
Por ejemplo, si nada podía entrar, tampoco podía salir … y el asunto de la orina? Y aquel mayor que la orina? Y aquellos acontecimientos mensuales?
El tal cinturón de castidad, amansaría las inseguridades de los hombres que se iban lejos (a caballo, nada de Boeing y esas cosas) a guerrear y todo aquello que fue característico de la Edad Media.
Pero parece que a nivel de uso, a manera de despecho y broma a veces, habría resurgido en la época Victoriana, ya que las leyes muy conservadoras de la Reina Victoria, estaban bastante dirigidas a las cuestiones sexuales … o sea, cuando practicarlo? Nunca !
En realidad la historia del cinturón de castidad, es una de ansiedad, épocas de desenfreno (no había Netflix) y una evidente misoginia … claro! El hombre no se ponía cinturón de Castidad ni nada parecido.
De la Edad Media a los 1700 s
En 1405, Konrad Kyeser escribió “Bellifortis, un libro sobre tecnología militar, catapultas y dispositivos de interrogación”. También por ahí, en los implementos militares necesarios, se coló en un dibujo de un cinturón de castidad.
El cinturón de castidad puede parecer fuera de lugar, pero el libro de Kyeser también incluía chistes sobre flatulencias, un ascensor fantasioso y dispositivos para hacerse invisible.
Además, Kyeser presentó el cinturón de castidad como una broma para la juventud noble. En la década de 1400, los cinturones de castidad no eran reales, eran bromas intencionales que se practicaban entre jóvenes.
Según el historiador Lesley Smith, quien además es curador de exposiciones en museos, “jamás he visto un cinturón de castidad que se pueda certificar que perteneció a los años 1200´s - 1500´s (Edad Media/Renacimiento) , sino más bien a los que se usaban casi a nivel de broma y burla en 1700.”
Tal parece entonces, que los cinturones de Castidad no se usaron sino hasta el Siglo XVIII y XIX, donde eran fabricados y promocionados como “artículos para evitar violaciones” y también “para evitar la mala práctica de autocomplacerse sexualmente” teniendo entendido que en esas épocas, la masturbación tanto masculina como femenina producía “ceguera, impotencia, retraso mental, epilepsia, fatiga crónica e incluso la muerte prematura”.
La época Victoriana ultra conservadora, que de Inglaterra esparció reglas de moralidad a roda Europa, se ensañó con su uso, al extremo de recetarlo para las mujeres públicas que ejercían la prostitución en White Chappel, Londres, si se les detectaba una enfermedad venérea, durante su período de tratamiento y recuperación.
Epílogo culposo
En 1969, el libro que dio origen a la película “Todo lo que siempre quisiste saber sobre el sexo (pero tenías miedo de preguntar) “de David Reuben, describió el cinturón de castidad como un "bikini blindado" que empujaba "una pulgada de hierro entre la vagina y la tentación".
Reuben estaba completamente equivocado, pero el mito del cinturón de castidad, y el deseo de los hombres de controlar la sexualidad de las mujeres, sigue vivo.
El mítico cinturón de castidad nos permite burlarnos del ignorante y bárbaro período medieval y reírnos de los cornudos. Pero el poder perdurable del mito proviene de su vínculo con el sexo:
Por ejemplo, aunque suene inverosímil, los cinturones de Castidad siguen existiendo hasta la fecha, y los hay ya … para hombres! Los cinturones de castidad existen y se comercializan, generalmente para prácticas de BDSM o para hacer realidad cualquier tipo de fantasías. En abadolfashion.com cualquiera puede hacerse con uno de acero quirúrgico con borde de goma flexible y consolador de acero desmontable, por solo 250 dólares.
En el 2019, este objeto también saltó a los titulares de la prensa, solo que esta vez los hombres eran los protagonistas (se hace justicia?)
En la ciudad de Nyeri, en Kenia, una mujer le cortó el pene a su marido infiel. Una medida algo drástica que sirvió de inspiración a una tienda de ropa de caballero para poner a la venta un cinturón de castidad masculino, con el objeto de proteger a los keniatas de sus celosas y despechadas esposas. El aparato se confeccionaba a medida y consistía en un caparazón metálico, con un aspecto bastante rudimentario, que costaba 1.200 chelines (13 dólares).
… ya sea que encontremos el cinturón de castidad tentador o repugnante …
… todo se trata de sexo.
Siguiendo con el estudio del Fisiólogo Jeffrey Pon T.S. Condom, de la Universidad Angry Birds de Pasadena, debemos decir que este ensayo se vio enriquecido por el aporte del famoso criminólogo Ferdinand Al Bote, quien conociendo la clase y tipología de presos en cárceles del mundo planteó que un equipo de fútbol, básicamente debía componerse de criminales:
Resulta que a la temprana edad de diez años me di cuenta que lo físico no era lo mío… era gordito, usaba lentes, brackets móviles, era pésimo jugando al fútbol y mi papá me peinaba con fleco hacia el costado con vaselina, usaba zapatos ortopédicos y carita de regalón… el combo perfecto del fracaso.
(Reflexiones para tomar muy poco a pecho)
Básicamente, necesito que me expliquen, porque el cine y la T.V. me dieron a entender a lo largo del tiempo que los buenos eran los muchachitos y los vaqueros y los agentes secretos norteamericanos y los malos eran los indios y los rusos.