El número de personas que solicitaban permisos para salir de la Europa ocupada por los Nazis creció constantemente en los años previos y durante la Segunda Guerra Mundial. Los judíos y otros refugiados que huían de la persecución en sus propios países dependían en gran medida de la ayuda de diplomáticos, cónsules y otros funcionarios extranjeros, entre ellos especial mérito a un salvadoreño.
Los diplomáticos, como representantes de sus respectivos gobiernos, estaban obligados a defender las políticas de esos gobiernos. Aquellos que desobedecieron las reglas se encontraron en peligro. Una gran cantidad de embajadores y otros funcionarios desafiaron a sus gobiernos entre 1933 y 1945 al proporcionar visas, documentos de protección y otras formas de documentos que permitieron escapar a los refugiados.
Algunos salvadores establecieron casas seguras, mientras que otros ocultaron judíos en embajadas u hogares. Algunos diplomáticos fueron degradados o incluso expulsados de sus puestos y pensiones cuando se descubrió que habían infringido las normas establecidas por sus respectivos países. Se arriesgaron a morir, ser deportados a un campo de concentración o ir a la cárcel si los oficiales nazis los detenían.
Sin embargo, miles de vidas se salvaron gracias a su valentía. Estas almas valientes arriesgaron sus vidas por el resto de la humanidad.
José Arturo Castellanos Contreras
Empecemos por casa, como se debe, el Cornel Castellanos era Salvadoreño, nació en San Vicente, en 1893. Fue un militar y diplomático salvadoreño que realizó estudios militares en la Escuela Politécnica Militar de El Salvador y en Italia. Desempeñó su carrera militar durante 26 años, en 1937 fue designado como cónsul general del país en Liverpool (Inglaterra).
En 1938 fue asignado al consulado de El Salvador en Hamburgo (Alemania) y finalmente desempeñó el cargo de cónsul en Ginebra (Suiza) entre 1941 y 1945.
Durante ese último período recibió la orden de no otorgar visas debido al éxodo de personas que huían del holocausto, pero el mandato no impidió al coronel José Arturo Castellanos Contreras y al personal del consulado de El Salvador iniciaran una operación para extender certificados de nacionalidad salvadoreña de forma clandestina.
Así pudo salvar a más de 40 mil judíos de ser enviados a campos de exterminio, en Alemania, durante la segunda guerra mundial. Esta acción logró salvar muchas vidas en Rumania, Polonia, Checoslovaquia, Bulgaria y Hungría; a dichas personas se les entregaba documentación salvadoreña, haciéndolos pasar como que eran salvadoreños.
Los soldados alemanes no tenían idea de qué clase de país era El Salvador, ni de la apariencia de sus habitantes. Solamente reconocían sellos y firmas de instituciones diplomáticas y eso bastaba para no proceder al arresto que llevó a millones de personas a campos de concentración y cámaras de gas.
Falleció en San Salvador, en 1977. Fue reconocido como “Justo entre las Naciones” en el año 2010.
Carl “Charles” Lutz II
En 1942, se convirtió en vicecónsul de Suiza en Budapest, Hungría. Lutz negoció con los nazis y el gobierno húngaro para proporcionar cartas de protección a 8.000 judíos húngaros para emigrar a Palestina después de que los nazis conquistaran Hungría en marzo de 1944 y comenzaran a trasladar judíos a campos de exterminio.
Emitió cientos de cartas de protección después de malinterpretar deliberadamente el acuerdo para aplicar a 8.000 familias en lugar de individuos.
Diez mil jóvenes judíos estaban entre los que ayudó a trasladarse de Hungría a Palestina el año anterior. También instaló 76 escondites en Budapest y sus alrededores, a los que llamó anexos suizos.
Gracias a sus esfuerzos y los de su esposa, Gertrud, muchos judíos se salvaron de los campos de concentración y las marchas de la muerte.
Sus acciones se atribuyen a salvar la vida de la friolera de 62.000 judíos durante el Holocausto! Lutz fue reprendido por pasarse por encima de su autoridad para ayudar a los judíos después de la guerra, pero el gobierno suizo finalmente limpió su nombre en 1958.
Tanto él como su esposa fueron nombrados "Justos entre las Naciones" por Yad Vashem en 1964, y recibieron la ciudadanía honoraria.
Feng-Shan Ho
Poco después de que la Alemania nazi invadiera Austria en marzo de 1938, fue nombrado cónsul general de China en Viena.
Tras la “Kristallnacht”, en la que cientos de judíos fueron asesinados o enviados a campos de concentración en Alemania, aumentó la demanda de pasaportes.
A los judíos que pudieron demostrar que se marchaban del país se les dio la libertad.
Ho emitió estas visas que podrían salvar vidas, a veces hasta 900 en un solo mes, contra las órdenes de su supervisor. Hans Kraus, uno de los sobrevivientes, esperó horas frente a la embajada china antes de arrojar sus peticiones por la ventanilla del automóvil de Ho. Unos días después, aseguró su visa.
Eric Goldstaub recordó que él y su familia recibieron 20 visas que les permitieron salir de Austria. A partir de 1940, Ho se desempeñó como diplomático durante las siguientes cuatro décadas.
En 1973, luego de su retiro, se mudó a San Francisco. No hubo registro de su bondad hacia los judíos hasta después de su muerte. El equivalente chino de Oskar Schindler, fue nombrado póstumamente Justo de las Naciones en 2001.
Varian Fry
Periodista de oficio, dio un paso al frente en 1940 para dirigir el Comité de Rescate de Emergencia, una organización privada estadounidense de rescate respaldada por Eleanor Roosevelt. La misión de la organización era brindar ayuda a los refugiados en la Francia ocupada por los nazis y evacuarlos antes de que fueran arrestados y deportados a campos de concentración.
Fry salió a recaudar dinero para los refugiados y obtener la documentación que necesitaban para salir del país, usando una lista que incluía a destacados artistas, escritores, académicos, políticos y líderes sindicales. Reclutó la ayuda de diplomáticos comprensivos como los vicecónsules de EE. UU. Harry Bingham IV y Myles Standish en Marsella.
Fry creó un grupo de ayuda francés falso para ocultar sus verdaderas intenciones. Más de 2.000 personas fueron rescatadas de Francia por él y su grupo de voluntarios durante un período de 13 meses, desde agosto de 1940 hasta 1941. Emplearon sobornos, dinero en efectivo, pasaportes falsificados y senderos de montaña ocultos para lograrlo. Fue declarado “Justo entre las naciones” por Israel en 1994.
Raoul Wallenberg
Después de completar la escuela de arquitectura, se le asignó el primer secretario de la legación sueca en Budapest en julio de 1944, donde su principal responsabilidad era coordinar el rescate de tantos ciudadanos judíos de Budapest como fuera posible.
Todos los días, los alemanes transportaban a la fuerza a cientos de judíos al campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau. Wallenberg fue reclutado para liderar una misión para salvar a los judíos de las deportaciones, y lo hizo saltándose varios obstáculos diplomáticos.
Él revisó los documentos suecos de protección para los judíos húngaros para reflejar su condición de súbditos suecos. Era una práctica común pagar a funcionarios alemanes y húngaros para validar los pases amarillo y azul con el escudo de armas sueco. Wallenberg instaló una treintena de viviendas “suecas” para que los refugiados judíos se escondieran. Tomando una postura más audaz, detuvo un tren en ruta a Auschwitz, evacuó a los judíos de los vagones de ganado y emitió sus pases de protección.
No se supo más de él.
Si bien hubo rumores de que lo vieron y lo ejecutaron, nadie ha visto ni escuchado nada que pueda probar definitivamente lo que le sucedió. Wallenberg rescató a decenas de miles de judíos en solo seis meses.
“No les estoy pidiendo que me regalen dinero … les pido que me pongan donde haya”- el popular chascarrillo en foros políticos, no deja de encerrar un manto de verdad.
Querida Pamela:
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Mi superhéroe perdió su último poder, y cansado, muy cansado, dolorido, se acostó a tomar una siesta … de la que ya no pudo despertar … a pocos días de cumplir ochenta y ocho años.