La expresión "nunca preguntes de qué se hacen las salchichas" proviene del dicho inglés "never ask how sausages are made". Se usa para describir un proceso o situación que, aunque sabemos que ocurre, preferimos no ver o saber los detalles por ser desagradable o incómodo
Según el diccionario Merriam-Webster, el primer uso conocido de la palabra «salchicha» data del siglo XV, con el significado que se define a continuación. En inglés medio, «sausige» deriva del francés normando «sauseche» o «saucis», que a su vez deriva del latín tardío «salsicia» (del latín «salsus»: «salado»).
La conexión con la sal tiene sentido, ya que tradicionalmente los fabricantes de salchichas salaban diversos restos de carne, vísceras, sangre y grasa para facilitar su conservación.
Estas mezclas se embutían en tripas hechas con los intestinos limpios del animal, lo que conseguía su característica forma cilíndrica. Como era de esperar, las salchichas, los budines y el salami se encuentran entre los alimentos preparados más antiguos, ya sea cocinados y consumidos inmediatamente o conservados en diversos grados.
El registro histórico de las salchichas se remonta a unos 4000 años. Una tablilla cuneiforme acadia de Mesopotamia, por ejemplo, registra un plato de tripas rellenas de algún tipo de picadillo.
Pocos alimentos cárnicos concentran tanta historia en apenas 70 gramos, como la salchicha.
Podemos afirmar que, prácticamente en todos los rincones del planeta, existe alguna variante de la salchicha, pero ¿sabías dónde y cuándo aparece este sabroso manjar?
Orígenes
Numerosas fuentes sitúan el origen de la salchicha en Mesopotamia sobre el año 2000 a. C. La propia etimología de la palabra, de origen latino y derivado posteriormente al italiano “salsiccia” (carne y sal), nos ayuda a comprender no sólo su plato sino también su nacimiento. Se trataba de carne de cerdo picada y embutida dentro de las tripas del mismo animal.
Grecia y Roma
La salchicha se consagró durante la época clásica como uno de los alimentos más populares dentro de la gastronomía, no sólo de Grecia sino también de Roma. Ya Homero describía la ‘orya’ (nombre con el que llamaban a la salchicha) en una de las partes de la Odisea, donde la comparaba con la impaciencia por hacer justicia de Odiseo con quien hace una salchicha y ansía comerla incluso antes de que esté completamente cocinada.
También la Antigua Roma adoptó este embutido a su rica tradición culinaria. Los Romanos desarrollaron un verdadero arte dentro de la chacinería, e hicieron de las salchichas un verdadero manjar al que se aficionaron de forma desproporcionada.
Prueba de ello, es el protagonismo de éstas en las llamadas Fiestas Lupercales, un festival de la fertilidad donde las salchichas cobraban un controvertido simbolismo dentro del rito en el paso de adolescente a vida adulta. Su polémica llegó tan lejos, que Constantino I terminó prohibiendo, no sólo su consumo, sino también la celebración de estas fiestas, aludiendo a las connotaciones pecaminosas de la salchicha derivadas de este ritual.
Edad Media
Aunque su elaboración era similar a la de la época clásica, durante la Edad Media, las recetas pasaron a ser un verdadero tesoro familiar transmitido en secreto de generación en generación. La salchicha evolucionó, tanto en tamaño como en diámetro, hasta alcanzar la forma que tiene hoy, adaptándose a la cultura que la acogiera.
Edad Moderna
Es la etapa moderna la salchicha vuelve a recuperar de nuevo su protagonismo, extendiéndose su fabricación a comercios especializados, carnicerías y charcuterías. Las recetas heredadas de distintas generaciones comenzaban a subrayar ciertas diferencias dependiendo de la región. A ello se le añadía el resurgimiento de los condimentos, un ingrediente fundamental en la elaboración del embutido.
Pero fueron los alemanes quienes hicieron de la salchicha un verdadero símbolo de su cultura y su tradición culinaria. En 1852 crearon la famosa salchicha de Frankfurt, una salchicha especial que se caracterizaba por estar embutida en una tripa tan delgada que era casi transparente, convirtiéndose en la salchicha alemana por antonomasia.
A su fama mundial, contribuyó también otro ingenioso carnicero alemán que bautizó su salchicha con el nombre de su perro, dachshund. Esta salchicha quedó asociada a aquel singular perrito que más tarde llegaría a Estados Unidos en forma de bocadillo que, al servirse caliente, acabó convirtiéndose en el famoso y mundialmente conocido hot dog.