Las oímos “clac, clac, clac” todo el día, en nuestras casas, en la calle, en el súper, la chancleta, calzado popular ideal para climas tórridos nuestros, la que sentimos tan propia y nuestra … no tiene nada que ver en sus orígenes con nuestro suelo Patrio y menos aún con la vecindad.
Tienen poco de salvadoreñas y mucho de persas, poco de hule y mucho de cuero de vejiga de caballo, tienen poco de finas y elegantes pero hasta las más distinguidas damas de las sociedades “pipí cucú” de nuestro país tienen al menos un par, y las usan en casa …. “porque son cómodas” (dicen las muy pudientes señoras mientras chancletean en los corredores).
La hermana pobre de la Chancla
Resulta que por su terminación “eta” podríamos pensar que chancleta, así como servilleta, bayoneta, bicicleta, llegan al castellano desde el francés, pero no, está usted más errado que el Diputado Gallegos y sus ONGs fantasmas …es al revés, el francés toma del castellano, la palabra chanclette, o sea la hermana pobre de la chancla (“eta” en este caso es un apócope).
Pero no es un calzado que nuestros pueblos indígenas anduvieran usando previo a la conquista, no no no, aquí usábamos el caite, que viene del nahuat cactli, o sea vestimenta de cuero para cubrir el pie.
La Chancla, viene de Zanca, o sea una palabra celta – germánica, que tiene dos raíces:
Schenkel - pierna en alemán
Skank - espinillera en inglés
Lo que denomina al calzado romano que cubría los pies, y se amarraba a la pierna por debajo de la rodilla, para cubrir tobillos, tibia y peroné …esa era la Zanca.
Pero ojo, esto no indica que los romanos (que eran buenos para plagiar artículos de otros) hayan creado la zanca, no, se las vieron usar a los persas en las primeras guerras romano – sasánidas en el siglo III, cuando el Emperador Alejandro Severo se empezó a enfrentar a los persas que venían invadiendo las fronteras orientales y les parecieron "cute". (Las chanclas, no los persas).
A partir de ese siglo III, los romanos encuentran ese calzado más práctico que las botas militares, y toman la palabra al latín de los sasánidas (rama de los persas), en latín se denomina de dos formas tsanga y zanca, haciendo una distinción en que la primera se usaba para la guerra contra los partos (o sea los persas) y la zanca para uso doméstico, o sea para andar en casa … de ahí nace la chancleta.
El tipo de calzado ya aparece en el siglo IX en el Bajo Imperio, en el Código Teodesiano (Teodosio el Grande, emperador) que parece que le gustaba usarlas, es más la manía de usar la chancleta como arma contundente, puede venir de él con sus hijos, Honorio y Arcadio, ambos emperadores y a cada cual más bruto y afeminado. Teodosio aunque no fue mucho a la guerra, se quedó en casa consolidando el Imperio y la Religión Romana en el mundo conocido, en sus 18 años como Emperador.
Como llega hasta nosotros?
Pues el caucho, material fundamental para que la chancleta aguante, no es ni persa, ni romano ni francés …es americano !! Sin embargo, los ingleses a finales del siglo pasado lo sustrajeron de las selvas del Brasil, lo llevaron a Malasia y allí realizaron adelantos en la botánica de la planta.
En la actualidad el sudeste asiático es el mayor productor de caucho natural., de ahí que a las derivaciones de la chancleta en caucho o hule, se les conoaca simplemente por “Filipinas”, “Hawaianas” o “Chinas” (Ginas, yinas, chinitas para nuestro léxico).
Ojo …a no confundir la chancleta con la sandalia, esa es otra historia aunque con el mismo objetivo … cubrir o calzar el pie…
como tampoco se debe confundir el plan de Gobierno de Pensiones y las Reforma privada de pensiones, son dos historias diferentes aunque con el mismo objetivo … clavarse los ahorros del trabajador …
Tamo?
Simón Bolívar, el caraqueño/americano que quiso hacer de la América nuestra un gran país … nuestro, escribía al General Pedro Briceño Méndez “para trabajar por la paz y la unidad en Venezuela, es importante proteger a los amigos sin ofender a los enemigos” … tal vez lo más parecido a un concepto de paz en nuestra América Latina, aunque la frase data de 1827, casi dos siglos atrás.
Resulta que a la temprana edad de diez años me di cuenta que lo físico no era lo mío… era gordito, usaba lentes, brackets móviles, era pésimo jugando al fútbol y mi papá me peinaba con fleco hacia el costado con vaselina, usaba zapatos ortopédicos y carita de regalón… el combo perfecto del fracaso.