"Era un oficial y recibí una orden, si no la hubiera cumplido habría caído en la peor de las vergüenzas" (Hiroo Onoda).
La Segunda guerra Mundial finalizó en abril de 1945, el conflicto de la post guerra Ruso – Japonesa y la capitulación Japonesa tras Hiroshima y Nagasaki en agosto del mismo año, terminó con la rendición de Japón en esta guerra el 15 agosto de 1945.
Pero al Teniente Hiroo Onoda, destacado en una remota isla filipina … nadie le avisó.
Hiroo Onoda, el oficial de Inteligencia
Hiroo fue instruido como oficial de Inteligencia (lo que podemos ver, no le sirvió para nada ya que ni siquiera le dio para enterarse de que la guerra había acabado) y en diciembre de 1944 fue enviado a la isla de Lubang, en las Filipinas, con la orden de hacer todo lo posible para impedir su caída en manos del enemigo.
Tenía órdenes precisas: El teniente Onoda no debía bajo ninguna circunstancia rendirse ni quitarse la vida.
Cuando los aliados desembarcaron en Lubang , el teniente Onoda y otros tres soldados se refugiaron en las colinas e iniciaron su personal resistencia. Onoda y sus tres irreductibles compañeros tuvieron varias veces noticia de que la guerra había acabado, pero no lo creyeron. Leyeron y releyeron hojas volantes que tiraban los aviones norteamericanos en la que se informaba de la rendición japonesa, y acabaron concluyendo que se trataba de falsedades de la propaganda enemiga.
Se fue quedando solo … uno de sus soldados se rindió en 1950, y los otros dos, en sucesivos encuentros ya fuera con los gente armada de la isla o la misma policía filipina, murieron abatidos a balazos.
Hiroo se quedó solo, con muchísimo arsenal y un rifle de cerrojo Arisaka, el arma estándar del ejército japonés. Disparaba una salva diaria en honor al Emperador.
Dado por muerto en 1959
Aunque oficialmente fue dado por muerto, su leyenda creció, tanto así que un aventurero japonés, cuyo nombre era Norio Suzuki , se había propuesto tres objetivos en su vida … encontrar un Yeti (abominable Hombre de las Nieves), encontrar un Panda y encontrar a Hiroo Onoda, dio con él casi por casualidad mientras hacía turismo en la isla de Lubang.
Le explicó todo el rollo del fin de la Segunda Guerra en febrero de 1974, pero Hiroo le dijo que no, que él no podía rendirse, sería vergonzoso, solo abandonaría su puesto si el Mayor Taniguchi, su superior, se lo ordenaba. Así que el Gobierno japonés localizó al Mayor Taniguchi y lo envió a Lubang donde, el 9 de marzo de 1974, Onoda por fin se rindió.
Muy orgulloso, Onoda regresó al Japón siendo recibido como un héroe (y recibiendo todos sus salarios atrasados), nadie mencionó una palabra acerca de que, ya concluída la guerra (aunque no lo sabían) , Onoda y sus soldados masacraron 30 filipinos en la isla de Lubang …se hicieron los suizos … que diga! Se hicieron los japoneses.
Fue el último de los soldados japoneses aún en servicio hallados?
La verdad no … el soldado Teruo Nakamura —recuperado en la isla indonesia de Morotai el 18 de diciembre de 1974— lo reblasó por unos meses, aunque dicen que hubo otros más.
Nakamura, aunque alistado en el Ejército Imperial, había nacido en Taiwán y era miembro del pueblo ami, así que los japoneses tendieron a no contarlo.
Además no era oficial.
Shoichi Nokoi, fue encontrado en Guam, tampoco se había rendido, en 1972.
El tiempo de servicio más corto? El alférez de marina Kazme Sakamaki, fue hecho prisionero en su primer ataque: Pearl Harbor.
Hubo una época, me precio de haberla conocido, cuando el fútbol era más garra y entrega en cancha, y los resultados eran apantallantes, en pocas palabras … los Dioses paganos del fútbol eran los jugadores, los que daban la vida y hacían cabriolas en la cancha ….
Antes de empezar la historia en si, quiero dejar claro que soy Católico Apostólico Romano, practicante, no del diente al labio, y que no comparto esta celebración …. Pero vamos! Hay que saber bien, conocer a que nos enfrentamos, para poder rechazarlo …
Noche de sábado, 9:40p.m, ciudad capital