Te envío este escrito vía correo, confiado en lo que mi abuela dice ..”este servicio de correo es un infierno” y consciente que debes estar en el infierno, porque San Pedro debe haber tenido sus serias reservas de aceptarte en el Paraíso … ahí te va a llegar.
Sobre todo, después de aquello que “Los Beatles son más populares que Jesucristo”, no creo que el Vaticano te haya dado sinceramente su perdón (aunque “de forma” lo hizo, casi cuarenta años después).
Acá arriba, en este hermoso desastre que es el Universo en contrasentido, recordamos hoy, 8 de diciembre, el desafortunado momento en el cual al desquiciado de Chapman, se le dio por quitarte la vida, nada más porque sí …hace 36 años ….
Así las cosas John, he seguido tus instrucciones, me he imaginado a mí mismo en bote en el río, con árboles de mandarina y cielos de mermelada, y a pesar que no me he encontrado con Lucy en el cielo con diamantes, me he encontrado con alguna furtiva amante como las tuyas en “Norwegian Wood”, y ninguna de ellas me ha quitado esta nefasta preocupación … los campos de fresa, no son para siempre …
Porque el mundo aquí arriba (digo, pensando en que estés allá abajo) sigue siendo el mismo caos, a pesar de que en algún momento proclamaste que la guerra había terminado, nada de eso es cierto … la guerra se traslada al campo nuclear e informático, y ahí nos volamos lo sesos, como antes .. como siempre …
Acabo de leer tu última entrevista, tres días antes de que el lunático (bah … otro lunático), Mark David Chapman te disparara a quemarropa, decías al periodista de Rolling Stone, “la gente quiere y aprecia a los ídolos muertos, y yo no quiero morir todavía” … testimonio inapelable.
En esta continua brega de nuestro afán diario, donde los que mienten dicen la verdad, y las verdades son mentiras labradas al descuido … no hemos podido, John, no hemos logrado, darle una oportunidad a la paz y estamos realmente conscientes de que todo lo que necesitamos es amor … pero cada vez lo practicamos menos ….
Y te dejo constancia que seguimos necesitados de locos irreverentes como tú, porque seguimos siendo cada vez más locos, pero con la globalización y el status corporativo, y donde “el qué dirán” predomina sobre “el cómo me siento” necesitamos locos, irreverentes pero con ese toque de genialidad que solo tu tuviste John, y en el mayor de los descaros, te dedicaste a hacerlos música … porque seguimos existiendo irreverentes y locos, pero cada vez en mayor peligro ….
de entrar a la normalidad …
Y entraste por residuo, por poquito y muy exiguo, después de un proceso poco confiable pero continuo, no te vayas a volver melifluo, que se te hinchan los oblicuos, mirá que nada es perpetuo … solo sos un diputado.
Monstruo bicéfalo, angustia recalcitrante, repugnate creación de Satanás, criatura de saliva espesa y pegajosa, monstruo de la incertidumbre, de la intriga, del “nosequevaaserdemimañana”, bestia cruel y hedionda, te expulso y te condeno a vivir eternamente afuera de mis adentros.
A las 3:30 am del 5 de agosto de 1962, el psiquiatra de Marilyn Monroe, el Dr. Ralph Greenson, irrumpió en su dormitorio rompiendo una ventana y encontró a la actriz muerta en su cama, con un frasco vacío de pastillas para dormir en su mesita de noche.