Hasta este momento, todo hermoso, irreal, casi intangible, me había desacostumbrado a que me quisieran, a que alguien me diera una muestra de afecto, y está bien … me encanta, es literalmente un sueño que varias veces, solo en esta cama ya había soñado ...
Puede, así es, crecer con el tiempo, no apuremos, no empecemos a trotar, sin haber siquiera caminado, sos preciosa, te lo reitero, pero yo he estado solo tanto tiempo que tiempo es lo que tengo de sobra …
Yo sé que hay decenas de hombres que hubieran dado la vida por este momento nuestro … contigo, pero no me apures …
No me ahogues, ni sofoques, entiendo tu necesidad de cariño y la mía probablemente es mucho más intensa que la tuya, ésta es tan sola nuestra vez primera y sobran palabras, pueden ser mal dichas, sobre sábanas revueltas, podemos equivocarnos, precipitarnos …
Y eso no significa que este presente no esté totalmente lleno de futuro, solamente que hay pasados … y a veces aun lastiman …
Yo tengo derecho a permanecer en silencio, nada me obliga a decirte inmediatamente algo tan importante como un “te quiero” …
No murmuremos, ni especulemos sobre nuestras mutuas soledades, hablar menos nunca está de más, no estorbemos a este hermoso silencio que se forma entre nuestras respiraciones agitadas …
…ese silencio tiene muchísimo que decir …
No nos torturemos hablando de mañana, dejemos mañana para mañana, se ocultan universos en diversos rincones de esta cama, tengo frases, canciones, poemas … pero por ahora dejemos hablar al silencio … que es sabio.
Yo tengo derecho a permanecer en silencio, nada me obliga a decirte inmediatamente todo lo lindo que siento hasta que esté completamente seguro…
Hasta que haya superado mis monstruos, mis grises, mis miedos, mis dolores, mis rencores, mis sinsabores …
Yo tengo derecho a permanecer en silencio, nada me obliga a decirte inmediatamente algo tan importante como un “te quiero” …
… aún.
Quiero que cese tu inquisición punitiva sobre mí, te ruego, instigo, suplico que dejes de zaherir, mi ser de forma tan pero tan vil …
La verdadera historia detrás de Winnie the Pooh, uno de los personajes más queridos de la historia de la literatura infantil, cobra vida en el hecho de afirmar que Christopher Robin, en efecto existió, que tuvo una infancia compleja en tiempos de guerra, que creó su mundo imaginario, y que su padre, famoso escritor, fue quien sacó usufructo de ello.
Pocas campañas militares cambiaron tanto el curso de la historia como las largas, mercantiles y sangrientas Santas Cruzadas que duraron dos siglos.