Tengo un gato que asumo como amigo, medio loco,
maullando en mi tejado. Jilgueros y gorriones que me anuncian
el amanecer en fa y si bemol respectivamente, aunque el
gorrión desafina cuando amanece de mal humor…
Tengo casi todos
los libros de Julio Verne y me precio de tener la colección completa
de Boris Vian, sin Verme de niño jamás hubiera concebido mis
mundos imaginarios y sin Vian de grande jamás los hubiera podido
construir…
Tengo mi propio cepillo de dientes y mi número telefónico
por si alguien se le diera por llamar… básicamente tengo eso… algo que hacer con nada…
y nada mas…
Tengo cincuenta canales en cable en la tele donde nunca pasan nada y cuando pasan suelen pasar
películas de amor en blanco y negro donde irremediablemente llueve al final…
Tengo un par de zapatos negros, elaborados a mano de cuero,
especiales para boda o para entierro, en resumen, aun no los puedo
estrenar… o sea tengo eso… y algo que hacer con nada … y nada mas…
Tengo fotos amarillentas de cuando fui niño donde me puedo
describir, lo que equivale a decir de quien heredé mis ojos y de
quien heredé mi nariz…
Pero sobre todas las cosas esas fotos atestiguan que no nací por
generación espontanea, o sea que fui niño, e inclusive solía sonreír…
Tengo la enorme capacidad de poder enumerar todos los
emperadores romanos y la mayoría de los bizantinos, o sea que me
pierdo por Miguel Paleólogo y se me escapa alguno por ahí, lo cual
es muy útil para mis estudios y básicamente tengo eso
… algo que hacer con nada y nada mas ....
… simplemente nada mas…
Tengo pretensiones de poeta y los cadáveres de mis versos y
canciones refundidos en un ropero, sin haber llegado jamás a sus
destinatarias, sin haber hecho impacto nunca en las mentes de
aquellas para quien los pude escribir…
Tengo ganas locas de salir a buscarte, pero no me animo a partir…
En resumen tengo eso…
algo que hacer con nada
y nada más…
Estudios avanzados de estupidología nacional (Ciencia que no existe, pero debería) han notado un incremento sustancial de casos de contagio al cotejar el año 1965 con los de medio siglo después
Te pido un imposible, algo raro,
eso que condenó nuestro deseo
al baúl del recuerdo prohibido
Cornelio y su novia tenían todo, y entonces se casaron. Al hacerlo, los esperaba un futuro cuyo detalle es el siguiente: