Al cambiar la página
la escena se desvanece
se pierde
se disuelve...
hace un “fade” a azul.
Todo lo que alguna vez soñé
se desvanece a su vez
fuiste mía
tres noches y dos días
no me queda claro
donde perdí tu amor
o peor aún
si alguna vez, en realidad lo encontré.
Sabíamos algo
cada uno del otro
no demasiado, quizás …
pero suficiente para intentar.
Y nuestras miradas
se cruzaron
se hablaron
se entrelazaron
y no hizo falta nada más …
Porque sin demasiado preámbulo
sin demasiada conversación
tu cuerpo denunció que necesitaba del mío
y mi alma necesitada de afecto
simplemente lo aceptó
pero fui tejiendo historias en tus poros
fui formando ilusiones en tu piel
demasiado rápido para ser verdad
demasiado lento para siquiera intentar …
Porque tu venías huyendo de algo
de algo llamado soledad
pero una soledad muy concurrida
donde siempre hubo un alguien
y yo nunca supe
nunca me enteré.
Por eso en los albores
de la noche tercera
cuando tu teléfono sonó
y te soltaste presta de mi brazos
para saltar a tu cartera
y desnuda sobre mi cama
al tomar la llamada
se dibujó una sonrisa desconocida en tu cara
supe inmediatamente
que tu vida a la mía…
le era ajena.
Vestirse, un beso, marcharte
fue cuestión de un minuto
me quedó el silencio
fiel compañero
me quedó el vacío
que al fin y al cabo siempre fue mío
me quedó tu cuerpo
entre las sábanas dibujado
mi auto estima
cada vez menor aunque nunca fue mucha
tu perfume que se diluye
en cada día de ausencia
y tu bloomer colgado …
en la ducha.
Muchos marxistas, si lo hubieran conocido, o al menos leído, alguna vez, mientras repiten panfletos de memoria, alguna obra de Marx (muchos en nuestro país se declaran marxistas sin haber leído “El Capital” ni "El Manifiesto ..." en su vida) jamás se hubieran declarado marxistas.
Víctor viaja varias veces, vive vida viajando. “Viajo Varsovia” – Víctor ventila “Vanessa, vienes ?”
Hace unas semanas. historiadores en Dinamarca anunciaron que habían descubierto la evidencia más antigua de personas que adoraban al dios nórdico de la guerra y la muerte, Odín.
Junto al retrato de Odín había un pequeño signo parecido a una esvástica, que alguna vez significó paz, riqueza y fortuna.