Mutua necesidad de entregas completas, somos tu y yo
deseos enredados en la magia de un encuentro, solo contigo
el susurro del silencio, desnudando nuestros vicios de placer,
Besos perdidos entre tu piel y mi piel,
así es de loco este momento, nuestro momento,
Insistente, persistente y paciente
este deseo de carácter permanente,
que el tiempo no detiene, no detuvo,
y quién sabe si podrá parar algún día…
Mientras vemos que pasa,
Aquí estoy, aquí estas insistentemente solo tú,
Invadiendo mi mente, mi mundo, mi espacio y mi deseo,
Arrebatando mis temores en una entrega más,
Haciendo certera la complicidad por decisión, un día más
Insistentemente solo tu
Entras de nuevo y transitas en mis noches de deseos,
Esos que son tan reales,
como los sueños que parecieron perdidos,
Insistentemente siento, te siento cada vez más…
Para leerte un deseo en la piel, para sentirte un poco más en líneas,
¿Y Cómo parar?
Si no se puede, porque es imposible
sí insistentemente, habitas en mi piel que es adicta a tus labios,
desde siempre
Y mis labios adictos a tu boca, que se mueren sin tu entrega,
Porque ansían sentir el roce de tu piel, y tu desnudez total
De hombre de entrega, lleno de placer que lleva tu luz.
Insistentemente solo tu
con tu magia, navegando dentro de mi una vez más
Insistentemente necesito sentirte a ti.
insistentemente solo tu.
El dato estadístico es tajante: el 3% de los y las (ahórrenme la repetición por favor y den por hecho que hablo de “los y las” en cada dato de este post, os lo pido “miembros y miembras”) latinoamericanos, tiene sexo todos los días.
Ustedes se han dado cuenta, de lo extraño que resulta decir … “me voy a descansar, me voy de viaje y a un hotel”, pero que extravagantes son los hoteles! Cuando llegás, hasta se pelean por ayudarte a subir las maletas a la habitación, pero cuando te vas, no te las baja ni Dios.
Cuatro siglos atrás la pluma de Cervantes nos describía al “Caballero de la triste figura” un quijote obsesionado por novelas de caballería que se dirigía a su amada, en tierras de La Mancha de la siguiente manera: "Soberana y alta señora... amada enemiga mía...".