El amanecer del tercer día de la creación,
debió ser algo muy parecido a éste …
Abro mi ventana al dolor
de saber que ya no eres mía
y además de llevarte mi vida
también te has llevado el color ..
Todo es gris, gris un automóvil, gris un perro,
gris el arcoíris, gris la flor …
un macizo gris informe, carente de masa
sin trazo ni traza …
sin norte, sin horizonte …
Abro mi ventana al dolor
de saber que ya no eres mía
y además de llevarte mi vida
también te has llevado las formas
toda la ciudad es una planicie
chata superficie
como mi ánimo sin relieves
como mi vida sin quiebres
como mi presupuesto en día veintinueve
como mi aspecto que no conmueve
como mi tierra sobre la que no llueve
como mi sonrisa que no aparece ....
“No mueras por mi …”
– me dijiste cuando te ofrecí dar la vida por ti –
“No mueras por mi …”
– me dijiste al cerrar la puerta –
“No mueras por mi
que no vale la pena
Te sobran razones para vivir
vencer
o sobremorir
… ni siquiera llores por mí”
Y partiste en busca de algo, alguien, alguno
qué se yo
del catálogo de opciones
que yo no supe darte
que yo no pude proveerte …
El amanecer del tercer día de la creación,
debió ser algo muy parecido a éste …

En los últimos días, con el estallido del conflicto entre ambas naciones, han pululado cien teorías diferentes del porqué de la guerra, desde las absurdas “Ucrania siempre fue de Rusia” (la fundan galos y griegos) hasta las más atinadas “pasa por el pisto de los gasoductos” …

Seguimos con la procesión de santos, que iniciamos ayer, poniéndole el espíritu, medio en serio, medio en broma, de aquellos que presentan aspectos curiosos (sin ánimo de ofender a nadie, yo soy católico y adoro mi fe) :
“Se partió en Nicaragua, otro hierro caliente
Con que el Águila daba, su señal a la gente
Se partió en Nicaragua, otra soga con cebo
Con que el Águila ataba, por el cuello al obrero …”
(Silvio Rodríguez. 1979)