En el frigorífico donde se congelan
los amores que fueron y dejan de ser
se enfría el nuestro
tan noble
tan leal
tan imperfecto …
Y caemos en el mismo complot de falsedades
de trastocar en mi realidad
nuestras realidades
y ninguno de los dos tiene razón
pero se castiga al corazón
tan rompible
tan frágil
tan voluble
tan quebrable …
Ya basta de alfalfa
palabras inventadas
ya basta de mentiras
procesión que lastima …
Las mismas falacias
frases altisonantes
pierdo mi vida en cuatro versos
y esto …
ya me lo hicieron antes.
Sé que vas a terminar matándome …
el puñal asesino del adiós
me roza la espalda
y lo peor
es que al voltearte hacia la puerta
no vas a poder leer
en cada gota de mi sangre derramada
que siempre te amé
como merecías
ser
amada
Vea, Don Profe… y disculpe usted que lo llame así y no Presidente de la República de El Salvador, como compete a su investidura, pero es que el título último ha estado en tan malas manos los últimos años, que hasta insulto podría parecer … y no sé, se me ocurre que para lo que le quiero decir, es más fraternal llamarlo “Profe”.
Se llamaba Sebastián, Nicolás y Pedro y eran trillizos por unanimidad, era prácticamente imposible diferenciar el uno del otro.
En mi infancia y adolescencia, si hablamos de “Brujas de la Noche”, una de dos, o alguien estaba deslizando alguna leyenda urbana o cuento de terror o en su defecto, la ubicación de algún cabaret nuevo en la ciudad …