La distancia marcó tanto pero no lo suficiente,
la ausencia impuso momentos pero no aniquiló
la fuerza vibrante de la pasión,
porque en el silencio más profundo llegaste
te quedaste tal vez en el sueño interminable..
De esa historia que en la vida se guarda
como el tesoro más valioso
que se vuelve secreto,
en mi sueño como siempre yo en ti
volvi a ser yo..
y en esos sueños te invité a venir
a la fiesta donde son tus besos los que
me calman el alma, me llenan de fuerza
y termino siempre yo en ti o en tu recuerdo
viviendo la fantasía perfecta
que me provoca decirte que al final
de tantas vueltas , tu mi condena ideal
sigues siendo el portador de las caricias
que me despeinan las tristezas,
y reparan los deseos …
siempre yo en ti,
vuelvo a renacer
mientras mis besos guardados para ti
rebalsan de ansias por llenarte de la
esencia perfecta para ser
siempre yo en ti.
A lo largo de los siglos, desde antes de la predominancia de los Iberos (nombre que se les da a los nativos a las orillas del Río Ebro), la zona de Emporio, colonia fenicio/griega enclavada en el Mediterráneo al norte de lo que se llamó Barcino, Badalona y hoy Barcelona, fue desde siempre, una zona muy independiente de lo que pasaba en España (Hispania Ulterior) al sur oeste y Francia al norte.
En aquellas épocas de Radio Femenina de inicio de los 80s, sosteníamos muy seguido pláticas “de cuneta”, o sea sentados en la cuneta, frente al edificio blanco de la Colonia Roma, al salir de los turnos, platicando de todo un poco … siempre temas muy triviales …