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Llegamos, llegué, llegaste tarde a una vida que era única y exclusivamente nuestra ...

Porque fuimos creados, creado, creada para pertenecernos y nunca para ignorarnos que es una manera muy dolorosa de pertenecerse.

 

 

Pero no coincidimos, coincidí, coincidiste con el tiempo en el que te buscaba donde yo andaba perdido, pedía clemencia a la vida y suplicaba amor a las piedras.

Y apareció, aparecí, apareció alguien que no eras tú, y por aquello de la insondable, diabólica, extenuante necesidad de afecto, recaló en mis brazos con una peligrosísima tendencia a quedarse, y en efecto ... se quedó.

 

Entonces ahora miramos, miro, miras como el futuro pasó de largo en nuestro presente por no haber sido lo suficientemente perspicaces de coincidir en nuestros pasados, y no podemos, puedo, puedes atribuirle el error más que a nosotros mismos y nuestras mascaras... yo, la que uso para plantearle al mundo exactamente quien no soy y tú... la que usas para protegerte del mundo porque es peligroso andar por ahí mostrando como eres ...

 

Mostrando que eres tierna a pesar de los disimulos, expresiva a pesar de los escondites faciales, diferente a pesar de las similitudes y linda...

 

linda como pocas

 

con una belleza particular, una belleza que incomoda, una belleza que me entorpece más de todo lo torpe que soy, a la hora de decir cualquier cosa, porque no me sale o sale mal... y eso es grave.

 

Y grave es que nos olvidemos, me olvide, te olvides un día de la existencia del otro cada uno y un sentimiento tan dado a nacer,  muera antes de siquiera ver la luz.

 

Es  por eso que decidimos, decido, decides vivir en el escenario de los sueños,

porque la realidad ...

puede ...

y de seguro es ...

mucho más dolorosa ...

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