No te necesito, no, no te necesito ni siquiera la mitad de lo que tú te imaginas que te necesito.
Más bien, pienso que tu partida, mujer, tu salida de mi vida ha sido una bendición para mí… porque al fin estoy perdiendo peso… perdiendo peso, perdiendo el sueño y perdiendo mi salud mental rápidamente.
Pero no ... No te necesito… me divierto haciendo crucigramas y jugando básquet tirando papeles al basurero, y hasta creo que mi estrella de la suerte me ha sonreído, ya no tengo que pagar dos entradas para ir al cine, pago una y me ahorro el resto, me sobra tiempo, tiempo para hacer cosas que había dejado de hacer, como matar el tiempo con mis amigos alcohólicos de siempre, es tan entretenido estar sin ti y acompañado de ellos, con las mismas bromas y chistes de hace veinte años, a las tres de la mañana con sus alientos etílicos espolvoreados en mi cara y su baba corriéndome por los hombros mientras me dicen “no la necesitás hermano, no la necesitás !” .
No te necesito, no te necesito de manera tal que llegáramos a suponer que en algún momento mi vida dependía de ti … te fuiste y bien .. Solo me afecta, en esos fugaces instantes en que sí te necesito …
Pero no te extraño, ni siquiera en la manera en que creí que iba a extrañarte, he tenido tiempo de sobra para limpiar las telarañas del techo, afinar las guitarras y después aún me ha sobrado tiempo para sentirme nefastamente abandonado … debería de llamarte o no ? Más bien no, de todas formas he olvidado completamente tu número 29 51 78 91 …
Pero no te quiero, no te quiero, ni por cerca de la manera que tú quieres al fulano por el cual me dejaste, tal vez unas veinte veces más si me propusiera perdonarte… si regresaras este mismo día, te abrazaría tanto y te cubriría de besos, y te haría olvidar las razones por las que te marchaste fuerza de cariño y ternura…
Pero no te amo, es fácil darse cuenta desde el momento que no te aceptaría de regreso a menos que me rogaras, me pidieras, casi humillada, de rodillas, así como de rodillas espero yo horas mirando el teléfono, con la ilusión efímera y boba de que me llames para preguntarme al menos como estoy … entonces yo te contestaría … estoy bien, no creas que estoy llorando, es solo mi forma de reír … y además ..
… no te necesito.
Es difícil imaginar que el acto de amor más natural entre los seres humanos fuera visto de manera tan diferente hace apenas unos siglos. También desde una perspectiva cultural, el sexo ha experimentado un gran cambio. En el período medieval desde el siglo V hasta el siglo XV en Europa, las cosas eran muy diferentes de lo que son hoy.
Existen diferentes actitudes al respecto, pero seamos sinceros, pocas cosas son tan incómodas y poco éticas, como estar a punto de reventar (intestinalmente hablando) y tener que pedir al dueño/dueña de la casa, tienda, restaurante, oficina que visitamos y tirar la frasecita … “Disculpe, me podría prestar su servicio por favor?”
Leticio vivía desde hacía diez años con su esposa, a la que amaba con la misma intensidad que el primer día, o quizás todavía más, y con su suegra … a la que aborrecía también con la misma intensidad con la que la había venido aborreciendo todos esos años, o incluso más.