“Que lo que conseguimos juntos no nos falte, pero por Dios ..consigamos todo lo que nos hace falta !
Que mi hermano, pueda ir a la escuela y volver conmigo a jugar en casa … no que tenga que trabajar si solo tiene 12 años …
Que no maten a mis compañeros de escuela enfrente a la escuela misma, empezamos el año escolar 38 en el aula y ya solo quedamos 23, entre miedos y muertes cada vez somos menos, y menos son los maestros también, que por temor, por amenazas, por extorsiones, se quedan en sus casas o van a vender al mercado mejor … hoy que conmemoramos el Día del Maestro, protejamos a nuestros maestros también, en lugar de andar perdiendo tiempo en tanta burocracia inútil !”
- Quien eligió este niño para el discurso ? – susurró el Director a la maestra encargada de primaria – no se da cuenta que están todos los miembros del Gobierno enfrente ?
- Solo tiene 10 años, y estaba supuesto a solo cantar “Dulces himnos…..” – está improvisando.
- Mierda ! – pensó el Director, metimos la pata.
“Que los recursos de enseñanza lleguen a las aulas, los uniformes a tiempo, que nuestros padres pueda comprar útiles para que no tengamos que escribir en el canto de las páginas de los cuadernos de hace dos años, porque papá no tiene trabajo y a mamá la echaron por estar embarazada de mi cuarto hermano … que dejen de robarse el dinero todos los que se lo roban”.
Los 84 diputados presentes se revolvieron en sus sillas, se oyeron murmullos molestos, un diputado quiso aplaudir pero Sigfrido lo calló de inmediato:
- No seas estúpido Guillermo ! No ves que nos está regañando !
“Que la justicia sea efectiva y se cumpla, que los Presidentes no se roben todo y salgan huyendo, que no se refugien en el PARLACEN o en la Asamblea en lo que pasan sus 10 años para que sus delitos prescriban … se imaginan que linda sería nuestra escuela si pudiésemos repararle el techo, las paredes, con la millonésima parte de lo que nuestros gobernantes se roban ?”
Ahí si se oyeron aplausos, primero tímidos, luego creciendo, luego se animaron más, eran los alumnos, primero unos pocos y después todos los alumnos, el aplauso va acompasando un pequeño coro:
- Car – li – tos ! Car – li – tos !
- Esto va a terminar mal – el Director se pone el celular apagado en la oreja y simulando una llamada urgente, se da a la fuga, llegando al portón se da cuenta que varios funcionarios han optado por la misma “triquiñuela” para huir y se montan en sus blindadas a toda velocidad …
“Estudio y dedicación, valores y humanismo, eso es lo que nos toca aprender a los alumnos, no por cual acerca cruzar para evitar a tal o cual mara, o cual tatuaje corresponde a ésta o aquella mara para llegar sanos y salvos a cada, no dejar los útiles viejos y con los zapatos viejos ir a pedir limosna a las esquinas por la falta de colaboración y disposición de nuestros gobernantes”
- Car – li – tos ! Car – li – tos !
Minutos después todos se habían retirado, todas las sillas protocolares … vacías, solo quedaban los alumnos, vitoreando a Carlitos y un viejo y veterano maestro de escuela rural, de a pie, de los de antes, que tomaba nota de cada palabra que decía Carlitos …
“Los niños de ahora en El Salvador, y los de mañana, con un libro en mano nos tendremos que defender …
Gracias compañeros ….
Gracias Señor Presidente de la República …”
El principal obstáculo a vencer, para nosotros salvadoreños, si queremos realmente solucionar los problemas del país, es tan solo uno: la total falta de identidad.
Suele ocurrir en el momento más inoportuno, digamos … un grupo de amigos, amigas (que las mujeres son filosas para este aspecto), te pega el grito al verte entrar, de lado a lado de un antro y justo cuando la música hace silencio.