(Inicio Marzo 2018. Mes de la Mujer en la Historia)

Impactante, doloroso, inhumano ... de terror. Una mujer degollada, tirada en el suelo en medio de un charco de sangre. Se trata de Graciela de 22 años. Todo ocurrió aquí, rápido, en Mejicanos, cerca del parque de Jardines de Zacamil. Todos los vecinos supieron rápidamente quien había sido el asesino.

David (nombre ficticio) el prometido, convivía con Graciela, fue el primer sospechoso, pero luego fue liberado, no era él el culpable, todos lo sabían, incluso fue al funeral de Graciela.

Días antes de su asesinato, Graciela le había dicho que quería finalizar la relación, que había encontrado a otra persona … un agente del PPI. Todos los vecinos lo sabían, su prometido no … nadie denunció al agente del PPI, trabajar cerca del Gobierno tiene ciertas ventajas intimidatorias.

El Salvador, mayor cantidad de feminicidios en América

El Salvador sigue siendo uno de los países más violentos de América Latina, según el informe de la Organización No Gubernamental (ONG), The Small Arms Survey del 2016/2017. A nivel mundial El Salvador se ubica en la tercera posición por su alta tasa de homicidios violentos contra las mujeres, solo lo supera Siria y Lesotho.

Según cifras oficiales, una mujer muere en El Salvador, asesinada cada día por grescas domésticas. Según cifras del Instituto de Medicina Legal (IML) entre el año 2015 y 2106 (donde hubo siempre discrepancias) el total de homicidios de mujeres asciende a 1097.

Ok, la cantidad es grande, pero las víctimas de violencia doméstica, han abarcado un 40% de ese número, según lo indica el siguiente cuadro …

Y amén de ello, de tanto número frío, una, tan sola una mujer muerta, asesinada por violencia doméstica … es demasiado! 

Qué podemos hacer frente a semejante brutalidad?

Se pueden buscar cien consignas y objetivos, pero hay uno que nos debe convocar a todos. La prioridad absoluta es parar los feminicidios. No desviar nuestra energía en temas menores. Primero la vida.

Hoy muchos de los criminales de mujeres, reincidentes y violadores, caminan por las calles porque nadie denunció, porque el maltrato se convirtió en una prolongación del pensamiento machista tradicional y no existe ni un mínimo intento de esfuerzo de solucionar o tocar estos temas de parte de los jueces y fiscales.

Ni una menos

Por eso emociona y conmociona ver y sumarse a miles de mujeres, alrededor del mundo, que en la calle se juran a sí mismas luchar hasta exterminar la violencia de género y los trogloditas criminales del machismo. Los carteles caseros lo vienen diciendo todo. Lo gritan, en realidad, lo exigen: “No nos maten más”, “Juntas somos infinitas” y “Vivas nos queremos”.

Claro que las queremos vivas, claro que nos queremos vivos y que juntos somos ciudadanos en movimiento que levantamos la guardia para defendernos y refundar la parte más oscura y repugnante de una sociedad que denigra a la mujer y la somete. Por momentos siento que algunos hombres han retrocedido a la era de las cavernas, que han escupido a la civilización y que creen que pueden tener a una mujer en un puño ... valiéndose de un puñetazo.

Hay que ser muy hijo de puta. Mujer es a quien que amamos, nuestra Madre querida del alma, las Hijas que tanta zozobra nos provocan cuando tardan en llegar a casa de su salida sabatina, la Esposa Madre que prodigó hijos a nuestra existencia, nuestra Abuela de la sabiduría.

En los momentos más terribles, a la hora de descender a los infiernos, las pobres mujeres llegan a preguntarse si las culpables son ellas. Hasta tanto llega la humillación que ella, la víctima, llega a dudar de su condición. Llegan a pensar que es por su culpa que el golpeador, pasa de ser un ángel a ser un demonio.

Por eso tienen que hacer la denuncia. Saber que están dando el paso más importante de su vida. Y que es para salvarse de la muerte. Nada menos. Ni una menos. Ni una más. Nunca Más.
Las crónicas de los últimos tiempos están repletas de muertes como la de Graciela. Una violencia de género cargada de un odio sin límites que extermina incluso a familiares o amigos en lo que se llama técnicamente “feminicidios vinculados”.

Es tan grande el horror que la información parece inventada o salida de las novelas de la crueldad.
Hay que combatir a esos criminales que matan a sus seres queridos. A sus esposas o novias, a sus hijos a los familiares y a los amigos. Pretenden exterminar todo vestigio de esas mujeres que no quieren ser propiedad de nadie. Saben que hace mucho se acabó la esclavitud. Todos los que rodean a una mujer amenazada tienen que hacer la denuncia y no dejarla sola. Estar cerca, acompañarla, protegerla y estar alertas, siempre con la guardia alta.

Que nuestros jueces, abogados no hacen un carajo? Alzar la voz entonces, insistir … no por objetivos ideológicos, no con institutos y organizaciones inocuas, no señalar algunos casos de violencia hacia las mujeres y otros no porque no nos son “electoralmente convenientes” … ser mujer es mucho más grande que eso.

No me entra en la cabeza que algún animal que no merece ser llamado hombre pueda cometer semejantes aberraciones.

Cuál es el nivel de cobardía y de salvajismo de andar matando mujeres? Cuántos casos por día hay de maltratos, de golpes brutales que terminan con la muerte femenina? Alcanza con prohibir que el criminal se acerque? La policía actúa con la rapidez que corresponde?

Es más … podemos confiar en la Policía?

El caso de Carla Ayala y el de Julia García  … recién se están desenredando … y surgen de la misma Policía.

Y a El Salvador compatriotas, o lo sacamos del hoyo entre todos o nos hundimos con él.