He sido abandonado, desechado, cortado, mandado a la m … con todo éxito, después de años de matrimonio, de penurias económicas, ella se fue con el fulano que le pagó la liposucción y ya! No hay vuelta que darle. ... kaput!
Ahora bien, al fin, una vida tranquila, soltero y sin agobios, pensarán algunos.
Sí, sí, siendo menos gente en casa, el pisto ajusta, pero …también hay que limpiar!!
No me puedo dar garabato yo solo. Entre otras cosas, porque si yo no limpio los platos puede ser que mañana tenga que comer en el jarrón de flores marchitas de la entrada, idea que no me atrae mucho.
Cuando un hombre se encuentra en esta coyuntura se da cuenta de que la limpieza doméstica es toda una ciencia, con sus postulados, teoremas y demás. Y es todo un “challenge” (digo para estar en la onda actual).
Exagerado? Es que no es sólo limpiar, o sea, que no es barrer y listo, no… es muuuucho más complicado.
Por ejemplo, vamos por orden, que esto es fundamental. Esto es lo que yo he venido a bautizar la propiedad NO conmutativa de la limpieza doméstica, que viene a decir, más o menos, que el orden de los aguacates no altera el guacamole o sea que el orden de los factores SÍ que altera el producto, y mucho.
Es que no es lo mismo barrer y pasar el trapeador que pasar el trapeador y barrer. Nooooo es lo mismoooooo.
Lo primero es lo correcto; lo segundo es una verdadera cochinada. Esto ahora puede parecer sencillo y casi todos deberíamos saber (seguro que alguno hasta ni vio la diferencia) que la primera es la forma correcta pero luego la cosa se complica. Retomaremos esta discusión dialéctica más adelante.
Ahora centrémonos en lo que es puramente la mota (no, no se entusiasmen muchá, estamos hablando de la pelusilla esa imposible de quitar) . Sí, la mota.
Esas bolitas con pelo que parece que van a salir corriendo de un momento a otro (por suerte no lo hacen) y que, para algunos hombres, ya forman parte del decorado. Podríamos compararlas con el gato.
No molestan, tampoco hacen mucho ruido. Si alguna estorba en un momento determinado, se les abre una puerta y se les manda a otro rincón donde no molesten … Con los gatos no hay tanto lío hasta que les da por hacer sus “cuchi cuchis” en el techo … ahí son insoportables.
Yo estoy convencido de que Aristóteles tenía razón y todos se reían de él cuando formuló aquello de la generación espontánea. Vamos a ver: hace dos días, en este rincón no había nada. No lo había. Y esta mañana, resulta que hay una mota del tamaño de una pelota de tenis. Esto… esto de dónde ha salido si no? … y aquélla de allí junto al zapato, qué ondas? Anoche me puse los zapatos y no recuerdo que estuviera ahí. Esto tiene que ser la generación espontánea de la que hablaba Aristóteles. Obvio.
Menos mal que uno es de ciencias y de mente abierta y lo puede asimilar. Vamos a barrer, …de acuerdo?
Entonces lo ideal es agarrar la escoba, no? Pues no! Primer error.
La escoba levanta mucho polvo. Si tenés un trapeador dale con eso!!.
A mí esto me lo dijo mi hermana, no les voy a mentir diciendo que yo ya lo sabía. Naaaa … la experiencia en la limpieza es un grado superlativo.
Total, que esto es todo un reto. Muy difícil, mucho. Menos mal que cuando uno acaba la dura jornada, siente la satisfacción del deber cumplido, que se llama, y se siente orgulloso. Aunque de seguro que algo he hecho mal. No sé qué pero algo seguro. Telefoneo a mi hermana para comentarle mi heroica hazaña y, de paso, reflexionar un rato ….
… con todo y todo, debo decir, que en este empeño, de tener limpia la casa, de superar el hábito de meter la basura debajo de la alfombra, lo que es un pésimo hábito, más en mi caso, que ni alfombra tengo, lavar la ropa, colgarla en el tendedero, descolgarla cuando se viene la lluvia, planchar, tratar de mantener el baño limpio, que se vaya por el caño lo que tiene que irse y no se quede en superficie, la pelea por limpiar los vidrios … casi no me queda tiempo para extrañarte …
Menos mal que sólo las cincuenta primeras semanas son duras, después se te hace rutina.
P.D.: Mamá, por favor, si lees esto… vení a ayudarme por favor!!
Existen diferentes actitudes al respecto, pero seamos sinceros, pocas cosas son tan incómodas y poco éticas, como estar a punto de reventar (intestinalmente hablando) y tener que pedir al dueño/dueña de la casa, tienda, restaurante, oficina que visitamos y tirar la frasecita … “Disculpe, me podría prestar su servicio por favor?”
Mariela, profesional independiente, buen pasar, ya treinta años largos, casi cuarenta, acompañada de su amiga Isabela deciden dar un viaje “de chicas” … a Italia, a Roma, lugar que Mariela ya conocía, había estado allí años antes, y siempre anheló volver.
La pelea del siglo ..otra más.
Se promocionó de entrada como “La pelea del siglo”, no tanto porque Luis Ángel Firpo, boxeador de impactante pegada y muy poca técnica, fuera “la gran amenaza blanca” para Jack Dempsey, campeón de pesos pesados, sino por el hecho de que un boxeador viajara hasta Nueva York, para una pelea de boxeo, en épocas de precarias vías de transporte, ya era un hito.