Uno de los empleados del taller, Bermúdez, pidió para irse dos horas antes. Eran las tres y todavía le faltaban por cambiar cuatro bujías.
—Mi hijo, el de cinco años, —explicó— está con seis de presión. Me preocupa.
—Por los siete clavos de Cristo!! eso es grave – contestó el jefe—. Vayan y llame al Doctor Ocho a.
—Su hijo tiene nueve vidas— dijo éste, cuando examinó al niño — No sé cómo aguanta, quizás mejore más rápido si se distrae leyendo algo. Tome.
Le entregó “Diez indiecitos” de Agatha Christie, y se fue. Su carro no arrancaba. Se tuvo que ir en el once. Después de caminar doce cuadras, se cansó y paró en un cafetería a tomar algo. Compró un billete de lotería terminado en trece.
Salió el catorce. El doctor se enojó, y por quince días no volvió a apostar en ninguna clase de juego.
Pero eso pasó hace mucho. Hoy en día el hijo de Bermúdez tiene dieciséis años (en julio cumple diecisiete), y siempre va al cine a ver películas no apta para menores de dieciocho. Su cumpleaños es el diecinueve de Julio, pero lo registraron el veinte. Sin embargo miente y aparenta tener veintiuno y escucha las mismas veintidós canciones de trash metal en su playlist.
Mantiene relaciones clandestinas, con una señora que le lleva veintitrés años, tiene un anillo de oro de veinticuatro quilates y veinticinco libras de más.
Pero es viuda desde los veintiséis, y su ex esposo le heredó veintisiete propiedades valoradas en veintiocho millones; por sus múltiples cariños, el hijo de Bermúdez recibe un cheque todos los días veintinueve, que entrega, sin tocar un centavo, a su padre el mecánico cada día treinta y así ayuda a la familia, con los gastos, y llegar solventes …
… al treinta y uno.
“Una sola muerte es una tragedia, un millón de muertes es una estadística” (José Stalin)
Lo mediático viaja en jet por encima de lo legal, lo legal viaja en trineo impulsado por perros viejos y cansados, el bisturí mediático cercena, investiga y dictamina culpables antes que las leyes lleguen a la primera posta.
El problema de los salvadoreños es que pasamos mucho tiempo ocupados haciendo nada, pero tratando de hacer creer a los otros de que estamos extremadamente atareados.