Así es amigos, el hombre es estúpido de nacimiento, o sea nos nace la tontería por naturaleza. Viene en el chip. Es parte del modelo de agencia.
Y lo demuestran los datos, por ejemplo, según la última estadística publicada de moral, aprensiones y otros problemas socioculturales de la prestigiosísima revista científica "Hola", revista “muy intelectual” que pasa de temas como la situación política de América Latina, el Brexit, hasta el color del último pedo del último novio de Ricky Martin, publican un estudio …
Dice el tal estudio científico que el miedo número uno de la humanidad, es el de hablar en público.
Me parece increíble que la muerte ocupe el segundo lugar! Y digo increíble, porque esto me lleva a la siguiente reflexión: En un entierro, el hombre promedio prefiere estar dentro del ataúd, que discurseando unas palabras a los parientes... que si los deseos se cumpliesen con tan solo pensarlos, más que a un entierro, preferiríamos ir a un suicidio colectivo.
Y uno pensaría que es más aterrador tirarse en paracaídas, desde un avión que está volando a 2000 metros de altura y a una velocidad de más de 300 Kilómetros por hora. En serio es aterrador, imaginate que cuando vas en caída libre, te surja la vil pregunta: para que carajos me va a servir el casco...?
Uno se lo pone como medio de protección no? Quiero decir, que el casco, en el hipotético caso que te metas un sopapo a 2000 metros de altura y a una velocidad de 9,8 m/s² te va a servir de algo? Te va a amparar de todo peligro? O solo va a servir para no armar suciedad con todos los pedazos de cerebro desparramados por ahí? Qué solución podríamos dar a todas esas actividades en las que el cráneo sufre de múltiples dolencias, fisuras y desgarros...?.
Hay muchas maneras de demostrar que a lo largo de la historia el hombre ha sido "poco listo", pero la del casco es una de las mejores.
No satisfechos con el invento del casco, tenemos que aplicar una ley que obligue a usar el casco. O sea: es obligatorio proteger un cerebro que funciona tan mal que ni siquiera intenta evitar que el cráneo en el que reside se rompa!
Pero esto no acaba aquí. No creamos que el hombre es imbécil, solo en su aspecto colectivo no, el hombre va más allá, también es imbécil en su aspecto más individual. Todos nos creemos más inteligentes que los ladrones.
Cada vez que vamos al mar pensamos: "me voy a meter en el mar, entonces escondo la cartera en las chanclas, dentro de los crocs o zapatillas … para que no me la roben... a quien se le va a ocurrir mirar ahí adentro?"
Ahora, en cuestión de orgullo, dentro de la humanidad hay una categoría especial. Adulto, comprendido entre 25 y 40 años, con trauma psico-infantil por pasarse la niñez, adolescencia, viendo películas de Superman, Ironman o distintas denominaciones de super héroes.
Acaso nunca han visto a un fulano llevando un colchón, un par de bicicletas, dos hieleras, unos manojos de leña o varas de bambú en el techo del carro? Va por la autopista a 140 kilómetros por hora con esa cosa monstruosa y tiene la mano fuera de la ventanilla, sosteniendo lo que lleve en el techo. No importa lo que lleve ahí arriba, siempre "está ayudando" con el brazo. Esa es una muestra clara del pensamiento "superhéroe masculino estupidus": somos infradotados convencidos de que, si el viento intenta llevarse esos objetos a 140 kilómetros por hora, los podemos detener, podemos estar tranquilos, porque con el brazo de fuera "lo tenemos controlado".
Escupimos contra el viento y nos embadurnamos la cara, orinamos en plena vía pública detrás de un pobre y enclenque matocho porque ahí “no nos van a ver”, es más en los baños públicos orinamos levantando la vista al techo para que el que está orinando a la par no crea que lo estamos viendo, pero en la vía pública orinamos bajando la vista, para creer que no nos ven los que nos están viendo.
Antes de salivar, hacemos un estruendo asqueroso y nauseabundo, superior a los 120 decibeles como anunciando al público “ojo que vamos a escupir y bastante” y realizado el acto salvaje, nos limpiamos los labios delicadamente con un pañuelo para que los demás piensen que somos delicados y elegantes …
… necesitamos más ejemplos de lo brutos que somos?
Has sido el deseo por convicción
el refugio pleno de mi piel
Aunque no parezca cierto, era una pregunta recurrente de cada uno de mis hijos en sus tiernas edades, cuando sus mentes cándidas no alcanzaban a discernir la verdad, entre toda la fantasía que rodea a la Navidad.
Mi nombre es Horacio, 30 años, soltero, soy partidario ferviente de que cada quien adore al Dios que le dé la gana, aunque les advierto a todos, que no pierdan su tiempo, porque el único Dios verdadero es el mío …