No me vengan con sildenafiles, tadafilos, yohibinas, cocteles de crustáceos diversos, hierbas afrodisíacas variopintas, sopa de tigre, huevos de toro …nada, lo que manda es la líbido !

Cuando estás enamorado, empilado, con la pasión a cien, y la líbido a mil,  no tenés frío, ni calor, ni hambre, cantás bajo la lluvia, le sonreís a la gente que te mienta la madre en el tráfico, les das la bienvenida a los de Hacienda que te vienen a saquear y hasta los invitás a tomar café después, en la cola del banco donde tenés el número 64 y recién van por el 7 saludás a todo el mundo y hasta dejás pasar a las personas mayores antes que vos de tan buena onda que traés … es la líbido, sabés que esta noche, al llegar a tu casa te espera una gloriosa jornada de reproducción nacional, estás en la Gloria, y no necesariamente la calle de ese nombre, estás con la tesosterona a mil!   ...

Pues sepan ustedes que toda esa pasión no es más que una reacción química que se produce en el cerebro... Nos enamoramos porque nuestro cerebro segrega una droga que nos deja zurumbos y nos produce una especie de enajenación mental transitoria. Eso es la pasión: un talahuaishtazo cerebral, una locura que se quita cuando esos grandes chotazos cerebrales … simplemente desaparecen.

Por eso un buen día sales de la idiotez y te encuentras con la realidad. La líbido se desinfla, bueno … no la líbido, pero al menos sus consecuencias físcias visibles, ésta es la realidad.

Cuando la líbido está a millóm, si ella ronca, el le da un besito y le dice:

- Date la vuelta, cielo, pero no sufras, a mí tus ronquidos no me molestan, pareces un lama tibetano, ommm, ommm..., me das una paz... una tranquilidad.

Cuando la líbido desaparece y ella ronca, él le mete el codazo sutil en las costillas y le dice:

- Ahora sí que pareces un lama, hasta veo que te estás quedando calva.

Cuando hay pasión, le dejas notitas en la refri: "Cariño, te quiero, no te he despertado porque dormías como si fueras una pequeña querubina".

Cuando no hay pasión los mensajes de la refrigeradora cambian: "Si cuando te levantes todavía está abierto el súper, compra pasta de dientes... y úsala!".

Cuando hay pasión ella le mete los pies fríos entre tus piernas y nosotros nos aguantamos:

- Pero cariño, cómo tenés los pies tan helados? Pareces Happy Feet!.

Cuando no hay pasión entre las piernas no se mete nada... y también te aguantas.

Cuando hay pasión vas corriendo a abrirle la puerta en cuanto oyes el tintineo de sus llaves:

- Ese tintineo anuncia la llegada del cascabel, donde habrá de enrollarse mi culebra …

Cuando no hay pasión, aunque la oigas dos horas forcejeando con la puerta, no la ayudás a abrir:

- Tanta bulla, se tiene que enterar todo el vecindario de que llegás? Parecés una vaca con un cencerro.

Cuando hay pasión te encanta que ella te haga un desfile de ropa interior:

- Hacémelo  como en Nueve Semanas y media.

Nueve semanas y media? Cuando no hay pasión le gritas:

- Hace nueve semanas y media que están tu bloomers colgados de la ducha!.

Cuando hay pasión le untas el bronceador con parsimonia, te recreas en todos sus rinconcitos:

- A ver por aquí... Por aquí te falta un poquito. ¡Huy!, pero si este huequito me lo había dejado. Ahora ya puede tomar el sol mi primor, mi sol particular!

Cuando se desinfla la líbido, le echas un pegote de crema y le frotas la espalda como si limpiaras un cristal:

- Bahhhhh … ya, ya estuvo.- mientras te quitas todo el pegoste.

Cuando hay pasión le encuentras parecido a tus actrices favoritas:

- La misma boquita que Penélope Cruz, la nariz exacta a Jessica Alba...

Cuando no hay pasión, el parecido es otro:

- Cada día te pareces más a tu madre.

Cuando hay pasión, te encanta que ella se pase un poquito con la bebida, te parece que se pone … cariñosa... un par de copas ideales.

- Qué graciosa te pones cuando bebes, mi diputada de la Asamblea Legislativa, se te suelta la lengua y eres tú misma.

Cuando la líbido se te desinfla:

- Qué graciosita te ponés cuando te echás los tapirulazos, y que es eso de andar contando a todo el círculo de amigos de mi estreñimiento y mis flatulencias nocturnas .

Y por último, cuando hay pasión, cuando la líbido está a mil, después de hace el amor te quedas enroscadito, agarradito a ella como a un osito de peluche. Cuando no hay pasión, se produce el efecto pop corn: en cuanto has terminado, saltas como una palomita de maíz y te quedas durmiendo donde caigas.

Y es que la mejor forma de medir la pasión es el sexo: al principio a todas horas, luego uno al día, uno a la semana, uno al mes, uno al año... uno cada campeonato de Firpo, uno cada cambio de Papa …. Ninguno.

En fin, si están todavía en el periodo de la líbido alborotada … que les dure !!