Tengo una patética e insoportable ansiedad.
Tal vez debería escribir "Hanziedad" por aquello de que el error ortográfico en una de esas logre hacerla más notoria, obvia y perceptible.
Ansiedad vespertina, matutina (con nausea incluída) y nocturna, a no ser los breves momentos en que el sueño solidario me regala unos segundos y dormido se me quita, se me olvida o la ignoro... un rato nada más... después abro los ojos y está ahí, la muy desgraciada sentada al borde de mi cama.
Ansiedad asquerosa y sin solución inmediata, sin salida, y llena de entradas, es más, cada día se abre una entrada nueva, por donde entran nuevos temores, nuevos miedos, nuevas incertidumbres... Ansiedad pegajosa y cochina, carente de sentido y llena de lógica, ansiedad inmune a todos los bromacepam, diazepam, lorazepam y cada una de los "pan" posibles, que me cuesta entender que pasa y me desequilibra.
Tengo una ansiedad, que al fin y al cabo es mía, y debe ser lo único que tengo, porque me quedan pocas cosas ya, un par de guitarras y paremos de contar...ah! y un perro fiel, siempre he tenido algún perro fiel que está conmigo incondicionalmente y esta no es la excepción.
Al fin y al cabo, mi ansiedad es mía y siempre ha estado ahí, a veces mas evidente que otras, en este siglo nuevo ha estado en su esplendor la muy maldita, la muy cochina, la muy... prostituta.
Tengo ansiedad de status bancario, de planillas no canceladas, de pan nuestro de cada día, tengo ansiedad de Israel y Palestina, de Venezuela y de Nicaragua, de Rusia y de Japón, ansiedad de futuro que no veo ninguno, ansiedad de Siglo XXI, que es idéntica a la del Siglo XX pero más nueva, con pintura de fábrica mas nítida, mas High Tech, más Whats App, más hackers y rumorología de redes sociales, más apegada a la tecnología, ansiedad de futbol y de resultados en contra, ansiedad de un par de manos femeninas que se posen en mi espalda y me digan…
"Tranquilo, tratá de dormir ... esto, inclusive esto, va a pasar ..."
Tengo una ansiedad que me trastorna el carácter y me vuelve menos soportable de todo lo insoportable que siempre he sido, ansiedad de escaparme e irme muy al carajo, lejos, a Nepal o Cachemira, donde nadie me conozca, aunque en este punto es igual, estoy aquí, en mi Patria y nadie me conoce, o al menos los que me conocían vuelven la cara, porque saben que este "Anda mal... ta´ jodido".
Tengo una ansiedad muy contemporánea, muy de todos los días, tengo una fe inquebrantable y sólida, Dios es mi jefe y sin embargo, no quiero dejarle toda esta carga a El, porque siento que es enorme y el pobre no se lo merece, existiendo tanta gente que con ansiedades similares, madres que mendigan porque no pueden comprar las medicinas de sus hijos que languidecen y mueren, habiendo tantas ansiedades prioritarias, sería pecado dejarle al Supremo todo el paquete...
Tengo ansiedad y no quiero dejar de luchar, es más, necesito luchar, pero me faltan herramientas, tengo el campo para labrar y me quitan el azadón, tengo una ansiedad crítica, cínica, pesada y desgraciada...
Tengo ansiedad de lunes, que me persigue todos los días, lo que equivale a decir que tengo una ansiedad indiferente al calendario, y no es ansiedad de tenerte en mis brazos suspirando palabras de amor como el bolero ...
Tengo una ansiedad como de setecientos días al año... con sus respectivas noches, que son muchas más...
Dijo “no quiero”, se envolvió en mil mantas a pesar del calor y en medio de la oscuridad me quedé con la visión de su cabellera larga escondida en medio de una frontera de almohadas …
Y la controversia va más allá del hecho que separadamente, dos inventores hayan presentado independientemente en las oficinas de patentes de los USA, el mismo invento (el teléfono) a la misma hora con distintos husos horarios, abarca toda la rumorología (para que vean que no solo en El Salvador somos adictos al chambre) que acarrea el suceso.
“Pero ...hubo alguna vez once mil vírgenes ?" (Enrique Jardiel Poncela)