Lo único que espero de la tecnología y el desmesurado progreso es que se invente de una vez por todas la grabadora de sueños (SDR se va a llamar, que significa Sleep Dreams Recorder).
Desde los 11 años con mis primeros sueños tipo película "B" que jamás recordaba después, estoy ansioso con ese tema, y todavía no pasa nada.
Los jueves es el único día que compro el diario ( flaco y sin hojas), porque viene el suplemento tecnológico, y paso las páginas rapidito, para ver si ya la inventaron. Nada.
Mucha PC portátil,
mucho Google Maps
mucho AI
mucho pirimpimpín, pero de la grabadora de sueños, ni noticias.
El aparato, que al principio va a ser carísimo (como siempre), y que solamente lo van a poder comprar los japoneses y los yanquis , es mecánicamente sencillo: una grabadora normal, a la que le ponés un CD (o un DVD, si sos de sueño pesado), con un cable que termina en dos churutes que te enganchás al cerebro con unos broches. Y después te vas a dormir.
Cuando empezás a soñar, la máquina empieza a grabar todo en formato AVI o MPG2, pero se puede hacer render a 3D.
Al otro día te levantás, te lavás los dientes y te mirás el sueño tranquilo en la tele.
Es una banosada tan fácil el sistema SDR!
Las primeras camadas de grabadoras SDR van a ser medio beta: el sueño se va a ver borroso, en las pesadillas te va a saltar la imagen por los sobresaltos, y esas cosas que pasan siempre al principio con los juguetes nuevos.
Pero con el desarrollo de la tecnología ASD (Ajax Sleep Dream), van a empezar a vender aparatos mucho más sofisticados.
EL SDR+R (de Sony), por ejemplo, va a ser capaz de decidir qué sueños grabar con mayor resolución, dependiendo de si te produce alteraciones cardiacas y más al Sur—o no— mientras dormís.
Si se te levanta un poco, 320×240 pixeles; si te ponés a mil, calidad DVD stéreo; y si tenés poluciones nocturnas, directamente te guarda el sueño en el rígido sin comprimir. Si el sueño es con tu maestra de 2o grado, en cambio, graba un resumen y te lo deja en la papelera de reciclaje.
La versión de Phillips (DivxSDR), además de esto, vendrá con un bloqueador automático de sueños recurrentes. Antes de ir a dormir, por poner un caso, podés ir a un menú desplegable llamado topics dreams y bloquear algunas opciones, como por ejemplo «se me caen los dientes», «corro desnudo por la calle», o «quiero salir corriendo y patino». La Phillips vendrá con más de cien opciones por defecto, pero vos podés ir agregando más.
Con Gsleep, Google revolucionará el mercado: inventará un buscador de sueños ajenos y otro de sueños desktop, en los que se podrán rastrear sueños por palabra exacta. También podrás descargarte un programita con el que, después de soñar, se adjunta el archivo de tu sueño, automáticamente, al email de tu psiquiatra.
Más tarde entrará al mercado la interfaz DreamXP (de Windows), y ahí ya directamente vas a poder hacer cualquier cosa. Lo mejor será el servicio MSC (Mis Sueños Compartidos) en donde, si dejás activa la opción «cualquiera puede mirar», se te mete en el sueño gente de cualquier país y te observa.
La masificación del SDR logrará, a sólo quince años de aparición de la primera grabadora (por entonces ya obsoleta), que casi todo el mundo tenga un aparatito portátil de 350 gramos incorporado al móvil. «¡Nada de enchufes, sensores en el tórax ni complicados broches en el cuero cabelludo!», dirán las publicidades nocturnas, «con el nuevo Sleep Dream WiFi de Vodafone, dormir sin cables dejará de ser tu sueño imposible».
Y será cierto: se podrá hablar por teléfono, mandar mails, bajarse sueños cochinos y comprar productos mientras estás durmiendo. Algunas fábricas nórdicas impulsarán la teoría de que sus empleados son más eficaces si sueñan que están trabajando, y los diarios empezarán a publicar crónicas de sociedad sobre las primeras parejas que se conocieron mientras dormían y se casaron.
En poco tiempo, las empresas multinacionales descubrirán que la publicidad dentro de los sueños es cuatro veces más eficaz que en los medios tradicionales. Y nacerán entonces los sueños auspiciados. Vos estás soñando que la chica que te gusta se empieza a sacar la ropa en el baño y te sale un sobreimpreso que dice: «¿Te gustaría enjabonarle el busto con Palmolive?». Si decís que no, se corta el sueño y te quedás con las ganas.
La Iglesia Católica al principio va a estar en contra de esta tendencia mundial de vivir durmiendo, pero pronto empezarán a circular copias piratas con los verdaderos sueños de los curas, y se acabará para siempre ésa y todas las demás religiones del mundo. Algo parecido pasará con los políticos, los vendedores de seguros y la Selección de Fútbol de El Salvador.
Los sociólogos alertarán desde la prensa que el mundo se está quedando dormido, puesto que, de las 8 horas diarias que se descansaba per cápita un siglo atrás, ahora el hombre estaría en una media de 19. Y que, de seguir la tendencia en alza, los ronquidos de los chinos podrían provocar la sordera de todo el continente europeo. Por supuesto, nadie escuchará a los sociólogos y en pocos años, por cada cien personas en el mundo, noventa y dos estará durmiendo, seis tomando pastillas para dormir, uno haciendo una estadística y el restante leyendo esa estadística en LPG Datos.
Un día, indefectiblemente, la especie humana dejará de habitar verticalemente el mundo: dejará de construir edificios, de talar los árboles, de matar y de sufrir; acurrucada masivamente en millones de camas calentitas, con los ojos cerrados y la respiración constante, La Humanidad entera soñará, en posición horizontal, un sueño colectivo y profundo. Global, idéntico y aburrido.
Pasaremos cientos de años de este modo, en lo que se llamará más tarde «El viaje de la Ulularia" .
Cuando despertemos, el SDR habrá pasado de moda y la gente dejará de dormir para dedicarse a otras tecnologías, a otros juegos y a otras idioteces parecidas. No sólo eso: ocurrirá también que, cada vez que un hombre se quede dormido en el bus, los demás pasajeros dirán:
—Mirá aquel fulano… ¿Qué hace?
—Me parece que está soñando.
—Qué antiguo!
... quien sabe, tal vez en el 2025
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Moriré de un cáncer terminal
un día lunes por la mañana
tal vez en el asalto a una sucursal
por una bala equivocada
…con tan mala suerte, que se salvó, matando 24 pasajeros. Ese debió haber sido todo el título de este post, pero demasiado largo que nos narra un triste y luctuoso hecho de la vida real.