De un día para otro, así de repente, un video de YouTube recibió un millón de visitas. Su autor, un gordito de Illinois, escribe con sus asentaderas su nombre propio y otras proezas en una pizarra !
En casa del gordito suena el teléfono sin parar, llaman las radios, la televisión del Mid West y después las grandes cadenas nacionales, opaca la toma de posesión de Trump, los incendios de California, tres diarios regionales montan campamento frente a su casa, un día de locos en la casa de este joven estudiante de Álgebra y Cálculo de 20 años.
La madre de este adolescente no entiende, pero empieza a sentirse orgullosa. En realidad, Diógenes (así se llama el joven) escribe con el culo en una pizarra desde los diez años de edad . Una tarde se puso una tiza la apretó con las nalgas y escribió su nombre, con mucho esfuerzo…
Al mes siguiente ya dominaba la técnica como nadie. Sin embargo, hasta los catorce años solamente mostró su habilidad a amigos íntimos en algún “pijama party” o en un campamento de verano.
Después vinieron el alcohol, los amores adolescentes y entonces algunos chicos del instituto también pudieron disfrutar del espectáculo. Diógenes era rápido con el yeso.; tenía buena letra y excelente ortografía.
Le gustaba escribir pequeños aforismos adolescentes: «Si lo amas, déjalo libre» o «Me has dejado el corazón roto». Un día, ya cumplidos los diecisiete, Diógenes se enamoró de Geena, una compañera de clases, y después de la segunda noche de “cuchi cuchi” le hizo conocer esta habilidad.
Geena quedó fascinada con la faceta literaria de su novio y no tardó mucho en grabarlo con el celular. Desde entonces Geena no vio la hora de cortar la relación con el gordito para poder subir el video a YouTube sin sentir culpa. Lo hizo dos semanas más tarde.
«Mi ex novio escribe con las nalgas» fue el video más visto del día, y la transmisión viral resultó imparable. Miles de páginas lo reprodujeron y tardó doce horas en aparecer en la prensa. Todos querían saber quién era este gordito.
Al segundo día, Geena proporcionó el teléfono de Diógenes a una agencia de noticias nacional a cambio de quinientos veinte dólares. Pudo haber sacado más plata.
Ellos o quien sea: el chico holandés que gana plata mientras duerme, la puerca que amamanta gatitos huérfanos, la azafata francesa que en pleno vuelo le muestra las tetas al piloto, el loro que canta la marcha del Barcelona, el gordito siniestro que hace playback de una canción pegadiza, la ardilla que baila el foxtrot, el adolescente italiano que se declara a la profesora, la niñera que le pega al bebé sin saber que la están grabando, el neozelandés que se destroza la cabeza con la patineta, las tres chicas japonesas que se arrancan pestañas con los dientes … o un gordito de Illinois que escribe frases de amor con las nalgas.
Diógenes ni siquiera sabía que sus intimidades literarias circulaban por Internet cuando, muy temprano, recibió el primero de una docena de llamados telefónicos. Casi todas las entrevistas provenían de programas radiales matutinos donde dos o tres columnistas graciosos le hacían preguntas con doble sentido. «Dime, Diógenes, ¿nunca se te ha escapado una tiza?», o idioteces así.
El video de Diógenes logró quinientas mil visitas a la tarde y un millón esa misma madrugada. Y entonces sí, los teléfonos empezaron a recibir llamados de todo el planeta, porque la radio, la prensa y los noticieros del mundo miden la relevancia de sus noticias en millones de visitas a YouTube.
Novecientos mil no es noticia, pero un millón es noticia. No les importa qué pasó, solamente tiene valor aquello que fue visto por un millón de descerebrados.
Diógenes alcanzó la cumbre de su fama dos días después: escribió con las nalgas, y en directo, en el show nocturno más visto de Norteamérica. Redactó unos versos de Shakespeare que le dictó el comediante Jay Leno.
Y después todo el mundo se olvidó de él
... hoy lo viral, es una jirafa bailando "Hips don´t lie" de Shakira