Salí a caminar por los alegres bosques, a escuchar el trino de los pajarillos y diferentes sonidos de la naturaleza, porque me sentía solo y el tedio me abrumaba. Afuera el sol resplandecía. Las nubes también pero más oscuras … amenazaba un poco de lluvia tal vez …
Llegué al bosque y me llené los bronquios de aire puro. Los ojos de los árboles se movían a impulso de una brisa fresca y delicada que hacía tintinear además los esqueletos de algunos insectos muertas contra fragmentos de botellas rotas por bolos noctámbulos, una pareja retozaba entre los matochos y ella gritaba “Joaquiiiiiiinnnnnn papitooooooo!!!”. Me acerqué al lago y vi que una tortuga trataba de avanzar por el barro pugnando por llegar hasta el agua. No la dejé, temía que terminara devorada por el lodazal. Su caparazón era duro y su semblante inteligente, alegre y sereno.
Me la llevé para casa, a fin de paliar mi soledad. Cuando llegamos la puse en la tina y me fui a buscar en la biblioteca un libro de cuentos para leerle. Ella escuchó atenta, interrumpiéndome de vez en cuando para pedirme que repitiera alguna frase que le hubiese parecido especialmente hermosa.
Luego me dio a entender que tenía hambre y ya me fui nuevamente al lago a buscar alga que le resultara apetecible. Recogí grama y una planta de ojos verdes oscuras. También junté alguna hormiga, por si acaso. De nuevo en casa, fui a llevar las cosas al baño, pero la tortuga ya no estaba allí!
La busqué por todas partes, en el ropero, la refrigeradora, entre los sábanas, alfombras, vajilla, estantes, pero no hubo caso, no la encontré. Entonces me vinieron deseos de ir al baño y procedí, pero cuando dejé ir el agua, comprobé que el inodoro estaba tapado y entré en pánico… y si la tortuga se metió ahí?
Como rescatarla?
Salí de casa y caminé hasta encontrar una alcantarilla. Levanté la tapa y me metí ahí. No habían luces. Caminé. Los pies se me mojaron de algo raro y apestoso. Una rata me mordió un pie, después fueron veinte, cien, el olor a excremento comunal era irrespirable ….
Yo gritaba “Tortuga! Tortuga!” Kilómetros de alcantarilla y nada … Expedición fracasada.
Salí de las aguas negras y me fui a casa … descorazonado.
Sin embargo, cuando al fin, apestoso y con trazas de desechos del vecindario encima, logré entrar a mi casa … la sorpresa fue mayúscula !
En la sala de mis casa más de veinte tortugas, miraban TV, un partido que tal vez no era mucho de su agrado porque insultaban al árbitro en diferentes lenguas, otras se habían apoderado de mi Play y jugaban “God of War” y jugaban con entusiasmo, dos o tres se clamaban en mi smartphone y llamaban a saber a donde ….se habían apoderado de mi casa.
- Ah … humanoide, bienvenido a tu casa – me dijo la tortuga inicial, la que yo buscaba – tu me sacaste de mi hábitat, ahora yo te saco del tuyo … con mi familia … claro está !
- Ehhhh ..- quise decir algo.
- Tenemos hambre, así que algo de comer para 24 tortugas y rápido !! – me interrumpió a los gritos.
No entendí demasiado, pero puse mi habitual y tan usada cara de resignación, me encaminaba a la cocina cuando escuché un nuevo alarido ….
- No, no no … antes de eso a bañarse ! A saber donde has estado humanoide … que venís apestando a mierda!!
A usted probablemente, a diferencia del resto de la humanidad, le importan un rábano los Juegos Olímpicos de Río, el pebetero de espejos y quien chingxxxx es Vanderlei de Lima.
Yo mismo soy culpable, soy muy lector, por lo general 8 a 10 libros al año, ahora, hasta agosto, he leído solo cuatro libros y el cuarto aun no lo termino.
Esta cuestión de la “inminente” llegada de la vacuna COVID-19 a nuestro país ( lo de inminente tal como se lee, hay 43 países que ya están vacunando, sin ir más lejos Costa Rica), plantea una serie de dimes y diretes, que ya que estamos, basados en documentos vamos aclarando …