Alejandro Scopelli; Enrique Guaita y Andrés Stagnaro, formaron parte de la selección Argentina que ganó el Campeonato Sudamericano (hoy Copa América) en 1929.
Una selección, medio improvisada, armada a la carrera, ya que tanto Argentina como Uruguay, presentaron selecciones nuevas y jóvenes, ya que venían de jugar los Olímpicos de Amsterdam 1928 y el plantel mayor se preparaba para el Mundial de 1930, de hecho Scopelli, alcanzó a jugar ese primer mundial y convirtió un gol en la semifinal que Argentina derrotó a Estados Unidos 6 – 1, Guaita también fue parte de esa selección.
Solo participaron cuatro selecciones en el Campeonato Sudamericano de 1929: Argentina, Paraguay, Uruguay y Perú, en ese orden terminaron después de un todo contra todos.
Mientras tanto en Italia
Para 1931 la Roma, era un equipo nacido pocos años antes de la fusión de 3 equipos y buscaba con ansias su primer scudetto, el que había acariciado en la temporada 1930/31 en la que había finalizado segunda, a 4 puntos de la campeona, Juventus.
Renato Sacerdoti, presidente del club, decidió entonces que necesitaban jugadores extranjeros, y se fue para América del Sur.
Los tres jugadores que seleccionó eran ya figuras destacadas en sus equipos: Alejandro Scopelli y Enrique Guaita eran integrantes de la más famosa delantera de Estudiantes de La Plata en toda la historia, la de “Los Profesores”.
Andrés Stagnaro era volante medio o contención, y comenzó su carrera en Chacarita, club con el que disputó el campeonato de 1931. Sus buenos desempeños hicieron que Racing se fijará en él en 1932.
Esos eran los tres jugadores cuya transferencia cerró en 1933 el presidente de la Roma.
La llegada de los tres argentinos a la Ciudad Eterna estuvo rodeada un cauto entusiasmo por parte de los romanistas. El debut fue en un amistoso contra Bayern Munich, con victoria 4 a 3, un gol de Scopelli y una gran actuación de Stagnaro, que tocó el techo en esa tarde veraniega y luego perdería el puesto.
La Roma terminó 5ª en esa temporada, a 13 puntos de Juventus que se llevó el título. En ese 1933 Guaita tuvo una actuación consagratoria, según algunas fuentes ante Fiorentina marcando 2 veces y según otras ante Livorno metiendo 3 goles.
14 goles convirtió en esa temporada Guaita (en 32 partidos) y 14 también Scopelli (en 33). Stagnaro jugó 25 veces, pero finalmente quedó afuera de los 11 iniciales. Tan buena fue la actuación de Guaita que fue citado por Vittorio Pozzo a la selección italiana que se preparaba para jugar como local el Mundial de 1934.
Benito Mussolini
Al mismo tiempo, y saliendo de lo futbolísitico, la sociedad italiana observaba como el regimen fascista de Benito Mussolini estaba aprestando tropas con prisa y sin pausas para iniciar lo que pasaría a la historia como la Guerra de Etiopía, en rigor la 2ª guerra de Etiopía, o Abisinia, como la llamaban los italianos en ese entonces utilizando la antigua denominación.
A modo de resumen se dirá que el Duce quería crear un Imperio Italiano y para ese fin no encontró mejor plan que atacar Etiopía.
Obviamente la propaganda fascista inflamaba el espíritu nacionalista recalcitrante de los italianos, y por supuesto había personas que no querían saber nada con tener que ir a una guerra.
Los tres futbolistas fueron llevados junto al equipo AS Roma a un partido en un cuartel, para “apoyar a las tropas”, la Roma era ultra fascista. Los argentinos tuvieron temor, le plantearon sus dudas a sus dirigentes. Stagnaro fue quien tomó la palabra en nombre del grupo. “¿Es seguro que nosotros nos quedemos en Roma, no nos van a mandar a pelear a Etiopía?”
“Ciertamente, como todos los demás jugadores romanos“, fue la respuesta. “No nos mandaran a Africa?“, fue la repregunta, cuya contestación fue concreta “Quédense tranquilos, Italia se las arreglará aún sin ustedes”
Stagnaro cerró la charla del siguiente modo: “Mire queremos consultar con el Consulado Argentino. Tal vez Ud. podría aconsejarnos el modo para no ser convocados por el ejército“.
El dirigente aceptó, y él mismo los acompañó al consulado argentino, no sin antes recordarles que al día siguiente debían presentarse temprano a entrenar.
No se sabe a ciencia cierta qué ocurrió en la delegación argentina, pero lo cierto es que al día siguiente los jugadores no se presentaron a la práctica.
En la madrugada del 20 de septiembre los tres argentinos partieron en carro rumbo a La Spezia, de allí tomaron un tren a Ventimiglia, y luego otro a Francia, desde donde embarcaron en un trasatlántico rumbo a la República Argentina.
Obviamente la noticia de la fuga corrió rápidamente, y los tres futbolistas fueron sindicados como desertores y traidores a la Patria, además de prohíbirsele la entrada de por vida al territorio italiano. Sanción que nunca fue condonada.
Nunca se sabrá exactamente cuál fue el motivo real que llevó a los tres jugadores argentinos a escaparse de Italia, donde eran ídolos, de un día para el otro (literalmente). La historia según los hinchas romanistas, algunos cuentan que quien les metió miedo a los argentinos, fue Giorgio Vaccaro, dirigente de Lazio, Secretario General del CONI (Comité Olímpico Italiano) y jerarca del fascismo, quien le habría comentado al argentino Stragnaro que los oriundos (nietos o hijos de italianos) debían ir a la guerra.
Años después, sanos y salvos, retomaron su carrera en Argentina.
Al cambiar la página
la escena se desvanece
se pierde
se disuelve...
Nuestras mujeres son bellísimas, divinas, con un don de astucia que una de dos, con el tiempo se va agudizando o nosotros los hombres, nos vamos “alelando”.
Absolutamente.
Tanto así que hasta nuestros políticos, habitualmente tan poco astutos, se dan cuenta de este fenómeno, y aprovechan el embeleso futbolero para: