
Te pido un imposible, algo raro,
eso que condenó nuestro deseo
al baúl del recuerdo prohibido
Porque en este presente , el tiempo se agotó
El reloj se paró y ahí tus besos y los míos
Se ahogaron en la tormenta de ausencias,
Por eso hoy bésame en el pasado
Que sea el instante callado y quieto
Que te haga humedecer tus labios
Y en ese momento sentir mis besos en ti,
Pero eso si
No me beses de prisa, bésame lento
Desliza tus labios en mí suavemente,
Bésame con la mirada , con ese choque
que nos empujó un día a estrellarnos,
contra la pared de un beso apasionado
Que hoy se atrapa en el recuerdo
bésame con la intensidad de esa tarde
de agosto, atrapado en caricias ,
bésame con la ansiedad que yo te beso.
En el silencio de mis letras,
bésame en el pasado, porque en el presente
duelen los labios , del vacío y el frío
que el tiempo traicionero nos dejó,
que nos hizo perdernos, en labios distintos.
Pero que no nos borra esta sensación
Que sólo estos besos complicados
Llegaron a inquietarnos más de lo debido,
bésame en el pasado, para no extrañarnos
Y continuar la ruta donde ya tus besos
Y los míos perdieron el punto de encuentro,
bésame en el pasado, para no desear
Tanto el pasado como presente!
bésame sólo hoy en el pasado
con un deseo que nos atrape el presente.

Deja la puerta abierta, hoy seremos dos,
derrama tu pasión en mi almohada,
dame una porción a beber,
dormiré temprano, me vestiré de ayer.
Tuve el chance de conocer Pénjamo, después de haberme empilado con el nombre de la locación por la canción, rancherota hermosamente descriptiva de José Alfredo Jiménez,
que lo pintaba como un pequeño paraíso rural…

Si no me hubiera reventado la cabeza contra aquella puerta de vidrio, 17 puntadas, una cicatriz que medio me tapo con el pelo, tal vez nunca hubiera aprendido a caminar viendo para adelante.