Roma fue y será eterna, tras la Caída de Constantinopla que aquí describimos, surgía un tal Miguel Romanov, en Rusia, que asume el poder bajo el título de Zar, como contracción de “C´zar” o sea un César, amantes del esplendor de Roma, ese título se mantendría hasta 1918 … y ojo que el “Sha” de Persia, sigue el camino en el Siglo XIX y XX ….
Pero a lo que vinimos, el Imperio de Bizancio, la “Nueva Roma” que sobreviviría 1000 años como cabeza de un Imperio Romano que en Occidente ya había caído en el 453, entró en el siglo XV reducido a lo que quedaba de una capital una vez esplendorosa …ese era todo su territorio.
Con los hoy turcos, a través de lo que entonces se conocía como el Imperio Otomano, y bajo la bandera del Islam, expandiéndose a su antojo en todas direcciones desde mediados del siglo anterior, y sin una acción militar coordinada, contundente y decisiva por parte de las potencias cristianas, el fin de Bizancio parecía muy cerca desde el primer asedio en 1402.
Después de años y pleitos, el joven Mohamed II (1451-1481) se convirtió en Sultán, el que -decidido a poner punto y final a aquel anacronismo histórico situado en el centro de sus dominios- movilizase todos sus recursos económicos y militares con un único objetivo: tomar Constantinopla. Iniciado el asedio por mar y tierra a principios de abril de 1453, la ciudad fue tomada al asalto el 29 de mayo de 1453.
El ejército otomano ataca.
Cuando comenzó a hacerse evidente la voluntad otomana de tomar Constantinopla, el emperador Constantino XI (1448-1453) ordenó que se realizara un rápido censo con el objetivo de evaluar los recursos humanos disponibles para la defensa. El resultado fue desolador. En aquel momento, Constantinopla estaba habitada por apenas 50.000 personas.
Tampoco podemos dejar de señalar a los miembros de la colonia catalana, agrupados en torno a su cónsul Peré Juliá, que se desplegaron en los alrededores de las ruinas del Hipódromo y del antiguo Palacio imperial; Claro que también hubo griegos y occidentales menos aguerridos que, en cuanto las intenciones otomanas se vieron claras, decidieron poner pies en polvorosa y escapar del inminente asedio. Es lo que ocurrió con los 700 italianos de Pietro Davanzo, que se embarcaron en la noche del 26 de febrero en media docena de barcos.
Y esto era todo. La desproporción entre los dos bandos era abismal, pero los defensores sabían que tenían muy poco que perder mdia vez que Constantinopla rechazó la rendición incondicional. Según la tradición islámica, las poblaciones que se rendían sin oponer resistencia eran respetadas y todo se arreglaba con una indemnización de guerra, pero cuando había resistencia no se daba cuartel y a los vencidos sólo les esperaba el pillaje, la esclavitud y la muerte. Por eso lucharon con tanta fiereza, haciendo morder el polvo en más de una ocasión a las tropas del sultán.
Pero el 24 de abril los otomanos transportaron por tierra sobre plataformas tiradas por yuntas de bueyes casi la mitad de sus barcos hasta el Cuerno de Oro, permitiendo así un bloqueo más eficaz. En la madrugada del 29 de mayo de 1453, tras el fracaso de un ataque turco en las cercanías de la Puerta de San Romano, Mohamed decidió que había llegado el momento del asalto final. Las primeras embestidas de los jenízaros fueron rechazadas, pero un error de los defensores (un portón en la muralla de Blaquernas que quedó mal cerrado tras una salida de hostigamiento de los defensores) fue aprovechado por los otomanos para introducir un pequeño contingente, cuya presencia desconcertó a los cristianos. Fue el fin de Bizancio.
Los que pudieron, escaparon en unos pocos barcos que se las arreglaron para sortear el bloqueo otomano, pero otros decidieron combatir hasta el final, entre ellos el propio emperador Constantino que, en un gesto poco frecuente en la historia y que dignificó a toda su dinastía, se desprendió de las insignias imperiales y se lanzó contra las fuerzas enemigas en compañía de su primo Teófilo Paleólogo, de su amigo Juan Dálmata y de Francisco de Toledo. Murió combatiendo, junto a otros 3.000 ó 4.000 bizantinos y latinos que sucumbieron ese día, según la fuente que se escoja. A pesar de los intentos del sultán, su cuerpo nunca pudo ser identificado con seguridad.
Durante tres días se sucedieron el pillaje y los asesinatos. Sólo fueron respetadas las zonas de Constantinopla que se rindieron sin oponer resistencia. Pero una vez satisfechas las tropas, Mohamed decidió que ya había sido suficiente y que iniciaba la reconstrucción.
El Imperio Romano de Oriente había muerto, pero de sus cenizas surgió otro …
… el Imperio Otomano, que perduraría casi cinco siglos más, hasta el fin de la 1ª Guerra Mundial, naciendo Turquía
…. pero esa es otra historia.
Fue una de esas desafortunadas coincidencias, iba de viaje de negocios, en el aeropuerto me encontré con Ramiro, buen amigo de infancia …
No pretendo ser crítico cinematográfico, nada más alejado de eso, voy una o dos veces al cine al año, si la película me llama la atención, si no, eso de pasarme dos horas sentado viendo una enorme pantallota me suena a pérdida de tiempo …
Todos hemos oído hablar de ellos (o al menos algunos cuantos), pero muy pocos se han acercado a cualquiera de las zonas donde fueron arrastrados, por un alud, probablemente provocado por un huracán, hace más de 1.8 millones de años ..