No existe
para sumergirte en él
y pretender que su cauce se lleve
tu presencia que me falta
tu ausencia que me sobra
mujer de mi vida
un río del olvido
un borrador de memorias.
No existe
busco en el mapa
y sería tan necesario
para ahogar la falta de aire
para respirar en el exceso de ahogo
que me golpea con destreza
mujer de mi vida
un río del olvido
un leve barredor de tristezas
Si existe, sin embargo
y es parte de tu constante presencia
un mar
un mar de la memoria …
Y este mar de la memoria
devora las aguas de sus afluentes
y el río del olvido
de existir
moriría en su embocadura
Porque a tu fantasma
ese espacio vacío que quedó en tu lugar
no hay quien se acostumbre
y ningún otro sol es tu sol
aunque me alumbre …
Y la nostalgia,
asesina de mierda
siempre es un mal sueño ….
Para conocer un poco más de este detectivesco personaje de mi invención, es bueno leer “Johnny Acetileno” http://danielrucks.com/~danielru/index.php/cuento-breve/1386-johnny-acetileno en este mismo blog.
A lo largo de los siglos, desde antes de la predominancia de los Iberos (nombre que se les da a los nativos a las orillas del Río Ebro), la zona de Emporio, colonia fenicio/griega enclavada en el Mediterráneo al norte de lo que se llamó Barcino, Badalona y hoy Barcelona, fue desde siempre, una zona muy independiente de lo que pasaba en España (Hispania Ulterior) al sur oeste y Francia al norte.