Temblando una vez más contigo
cobijándome con tu piel,
Tan áspera y profunda
En su humedad repentina
que me toca, me inunda,
tan pura y clara como el cáliz
que purifica todo dentro de mí…
Arrebatado tú conmigo,
como arreboles de vacío y placer
desnudo alazán al viento,
dueño y señor de tus sentimientos,
Dulce néctar
que se niega y se aleja,
pesadumbradamente cada día más…
de mis plenilunios y desvelos…
Éstos mis deseos oscuros,
locos y turbios deseos de ti
acoplándose al espacio, a ese infinito
que se acorta solo para tenerte,
solo para perderte en mí
como si en un instante mágico de cada día
solo con amarte, con tenerte y entregarme …
Nos bebimos el cáliz, el néctar, el amor…


El culto a la “Divina Pareja” se parece muy poco al socialismo, la unión de los conceptos Estado/Gobierno/Religión son conceptos peligrosamente bolcheviques y el slogan “Seguimos cambiando Nicaragua, cristiana, socialista, solidaria” es lo más parecido a un arroz con mango que he oído en mi vida.

Si nos fuéramos a aquello de que las características morfológicas del individuo, definen su apellido, tal como comenzó todo esto, culturalmente hablando, yo debería haber sido pariente de un tal Martín Cabezón, que vive en Bilbao, España, ya que el tamaño de mi cabeza es superlativo.