(En las vísperas de su canonización. Óscar Arnulfo Romero y Galdámez; Ciudad Barrios, 1915 - San Salvador, 1980)
Cese la represión
Petición
Incomprensión …
la del tirano.
Tuvo la suerte
muerte
de no morir
al morir.
Porque tuvo la gracia
desgracia,
de ser un hombre
de procedencia divina
de divina providencia
de grato nombre
de presencia cristalina.
Si la historia
es memoria
y es gloria
él ya está en ella
como quien sella
una huella.
Ciudadano
humano
sincero
Romero.
Sacerdote eterno
así en la tierra como en el cielo.
Milagrosamente
sobreviviente
entre la gente,
que por él siente
que siente
que no le miente
muerto
como no le mentía
vivo.
Entra en la historia
más encendido
y con pasaporte
de porte
noble.
Santo, del pobre
del desposeído
la bala de un asesino
traza su destino
lo eleva a la Santidad
No aspira a leyenda
que venda
tatuaje
ni linaje
porque su tamaño
es más común que extraño.
Y más realista
que fantástico.
Los que antes rugían hoy mugen.
Y quienes ayer se pintaban
la cara en protestas monumentales
hoy se atrincheran en oficinas
elegantes y gubernamentales.
Los que susurraban su nombre
y lo vitoreaban
están en sus eternos funerales
en desacato
del divino mandato
pero el Pastor que cuida su querencia
es capaz de buscar una oveja perdida
dejando solas a las otras noventa
Quienes lo acusaban
de torcerse hacia el pueblo
hoy lo alaban.
Quienes querían que olvidara
lo que
él quería recordar
hoy le rezan al oído
y Él siempre escucha.
Él ya no puede hacer nada
pero lo hace todo
y aspira a que su recuerdo
no se venda al olvido.
Como hombre querido.
como Pastor certero …
San Romero de América
Monseñor de un pueblo
… que aun pena sus penas.
Aunque Trump se llene la boca hablando de que no existe tal cosa como el daño al planeta por emisión de gases y afines … es un hecho que todos los desfases que vivimos, épocas de lluvias retrasadas y prolongadas, calores extremos y sequías … son nada más ni nada menos que puro calentamiento global.
Yo te di, o al menos intenté darte, todo de mi ... tu me diste nada.
Hace algunos años se me desmoronó una idea que muchos salvadoreños dimos por válida durante buena parte de nuestras vidas: