El Rey Luis XIV de Francia, por alguna razón que la Historia no especifica, le tenía pavor al agua … le aterrorizaba bañarse; se dice que solo se ha dado tres baños en su vida.
En los años 60´s por primera vez, se tuvo conocimiento, en nuestra campiña salvadoreña, de “La Bestia”, así se llamó por primera vez, al raro animal, que asolaba nuestra campo y mordía, desangrando, a diferentes animales … terneros, perros, becerros …
Este doloroso episodio, lleno de simbolismos, que conocemos como circuncisión, tiene una serie de orígenes diversos y extraños … es más a estas alturas, pleno Siglo XXI, cortar la piel del prepucio del hombre tiene una enorme cantidad de significados diversos … pero siempre dolorosos …
Fue el 23 de enero de 1556 (aunque en la zona donde ocurrió ya era 24 de enero de madrugada) veamos … el día que mayor cantidad de seres humanos murieron en un solo día.
Alrededor del hallazgo, posterior apertura de la cámara mortuoria, y sarcófago del joven Faraón Tutankamón, corren toda suerte de conjeturas y especulaciones … es simple, en aquel lejano 1922/1923 no había TV, mucho menos cable ni redes sociales, simplemente se especulaba, rumoraba, sobre lo que se podía … sobre la noticia que llegaba.
La Roma Republicana fue tan sabia, que en momentos que Roma se encontraba en peligro, o ante una crisis de difícil solución, derogaba todas sus instituciones democráticas por seis meses y entregaba el poder total a un “dictator” (dictador)
Es un campo histórico tan extenso, tan amplio y nutrido, tan presente a lo largo del tiempo (ya habían Golpes de Estado en la Antigua Roma, donde el término ”Dictador”, un concepto muy positivo en su aplicación antigua, surge) y dictaduras siguen y seguirán existiendo, luego hemos de limitar el campo eb cada capítulo.
Se acabó, no va más, ya no sos una niña aunque te empeñes en aparentarlo … sos una mujer, y más bien una mujer que en fachada externa … tiene un hálito de madurez.
Si me van a acusar de loco, derechito al manicero mejor ! Nunca he sido persona de ir al psiquiatra. A la fecha, había logrado el precario equilibrio de mi cerebro con lo que tengo a mano: en una época cambiaba de novia semanalmente como James Bond; en otra, tomaba una que otra anfetamina, como Funes, y quedé incapaz de amarrarme los zapatos; en una, no muy lejana, abusaba de los Doritos, como doña Milagro Navas.
La historia es completa y absolutamente cierta. Le agrego nombres y circunstancias, pero es real de cabo a rabo.