Claro, la búsqueda de la cita, del "date" específico, había sido una telaraña de conjuras de dimes y diretes de "fíjate que ella quiere salir contigo" de "me han contado Marcia que tú le gustas a Antonio", de amigos comunes, de encuentros casuales, de "te presento a Antonio" "Ah hola ... cómo estás ?' y hacerse la desinteresada. "Ella es Marcia" "Mucho gusto Marcia", Antonio tan caballero, tan gente, "Te portaste como una cualquiera, Marcia, como si Antonio fuera un poste de alumbrado eléctrico" ¿Que querés ? si a los hombres le demostrás mucho, dan poco, si les demostrás poco, dan mucho".
Después de tanto tiempo de pelearme con los chats, Facebooks, Twiters, Instagrams, WhatsApps y afines, me di cuenta que eran necesarios … sucumbí, perdí mi virginidad cibernética.
Recapitulo, tenés cinco chats privados o dizque privados, porque no hay nada en WhatsApp o cualquier red que no se sepa, divulgue y cualquier joven en edades masturbaticias te hackee a diario ….para después extorsionarte o hacerlo público.

Creo que todo empieza con la celebración de nuestro último aniversario, estábamos en un restaurante y de pronto, de la nada, vi una reacción rara en tu cara, una mirada que no me pertenecía. Ingenuo como suelo ser, seguí la línea de tus ojos y justo entraba un fulano al lugar, quien no sé quién es … ni conozco … pregunto inocentemente …
Y a decir verdad, es un caso de la vida real, del cual obviamente jamás voy a decir nombres, pero quiero narrar la historia, simplemente, para que sepamos, todos, sin distinción de género, que estas cosas… suceden.

Te pido un imposible, algo raro,
eso que condenó nuestro deseo
al baúl del recuerdo prohibido