Es complicado, y más se complica cuando personeros del Gobierno tratan de explicar cómo se aplica la “contribución especial”. Viniendo de personas que son incapaces de mear contra el muro sin mojarse los zapatos, nos proponemos ayudar con estas fórmulas:
Has hecho posible con tu llegada a mi vida una lluvia de palabras.
hechizos de magia que han conectado la razón a la pasión,
has provocado, los sueños húmedos intensos que han dado vida,
a mis silencios acostumbrados.
Por motivos de mi conocida arrogancia, prepotencia, alta estima de mí mismo y presto a acercarme a los cincuenta años, poseedor de todo el dinero y los recursos que se necesitaban, decidí perpetuarme, darme continuidad inmortal y crear (o sea no crearlo yo, sino que darle a un grupo tecnológico importante y avanzado) la tarea de crear otro yo.
Han vuelto a bocas de todos, bocas de inodoro y bocas de pétalo, las malas palabras … las palabras soeces de siempre, se pueden oír en labios de un funcionario, un locutor radial, un adinerado cuando a través de su banco se quiere quedar con tu dinero y el ratero cuando a través de una amenaza se quiere quedar con tu celular …
Cuando moría el siglo pasado, exactamente en 1997, tuve conciencia de que los computadores habían llegado para quedarse. Supe también que la nueva tecnología me costaba un mundo (por no decir otra palabra), pero era mi trabajo, así que contraté un informático para que me guiara.
Tirano (ablativo del latín tyrannus, «gobernante ilegítimo o un solo hombre», y a partir del griego τύραννος [týrannos], «rey soberano, gobernante de una polis») en el sentido que se dio al término en la Grecia Antigua, era el régimen de poder absoluto, de ordinario unipersonal, instaurado por un tirano.